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Glen Schofield: “La industria del videojuego está rota, pero aún puede salvarse”

por ytools
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Cuando Glen Schofield, creador del mítico Dead Space, subió al escenario del Gamescom Asia x Thailand Game Show en Bangkok, el ambiente cambió de inmediato. No era una charla cualquiera. Su discurso fue una mezcla de desahogo, experiencia y una fuerte crítica a la industria que él mismo ayudó a construir.
Glen Schofield: “La industria del videojuego está rota, pero aún puede salvarse”
Schofield no se guardó nada: dijo que el sector del videojuego está “roto, golpeado y agotado”. Y, según él, todavía hay tiempo para repararlo, si se actúa con coraje y creatividad.

“Tenemos que arreglar la industria del videojuego ya”, afirmó con firmeza. “Está rota. Está cansada. Nuestros desarrolladores han estado recibiendo golpes durante años.” Sus palabras resonaron entre los presentes: muchos desarrolladores llevan tiempo denunciando jornadas interminables, despidos masivos y una falta de dirección creativa. Para Schofield, lo que antes era una pasión compartida se ha convertido en una maquinaria empresarial sin alma.

Uno de los ejes de su discurso fue la inteligencia artificial generativa. Para él, la IA no representa una amenaza, sino una herramienta que puede mejorar el proceso creativo. “La IA no viene a sustituirnos”, explicó. “Viene a hacernos más rápidos, más eficientes, mejores.” Schofield instó a los estudios a formar a sus empleados en el uso de estas herramientas. “No importa si eres EA, Activision o Bandai Namco. Tenemos que entrenar a nuestra gente juntos, cuanto antes. Así podremos volver a contratar y hacer crecer el sector.”

El desarrollador también criticó duramente a los inversores y directivos que, según él, han perdido la valentía para apostar por proyectos grandes y ambiciosos. “Basta ya de esta locura”, exclamó. “¿Quieren hacer un juego triple A con ocho millones de dólares? ¡Vuelvan a tener agallas!” Schofield lamentó que las decisiones en muchos estudios estén en manos de gestores que no entienden el proceso creativo. “Han puesto a la gente equivocada al mando. Necesitamos líderes creativos, no burócratas. Gente que viva el desarrollo, que entienda el arte de hacer juegos.”

Su mensaje fue claro: si se invierte en los equipos correctos, la rentabilidad llegará sola. “Hagan su trabajo, elijan bien a los directores y apuesten por la calidad. Si hacemos buenos juegos, el dinero volverá.” Las palabras de Schofield arrancaron aplausos de un público que, en gran parte, comparte su frustración. En tiempos donde abundan secuelas sin alma y proyectos inflados por marketing, su discurso sonó como un recordatorio de lo que debería importar de verdad.

En un momento más nostálgico, Schofield pidió algo que provocó una sonrisa colectiva: “Traigan de vuelta el E3.” Lo dijo en serio. “El E3 era el abuelo de todos los eventos. Cada año que fui, mis juegos mejoraron. Allí hablabas con colegas, compartías ideas, descubrías nuevas tecnologías. Eso ya no existe.” Para él, la desaparición del E3 simboliza la fragmentación de la industria: estudios aislados, sin comunidad, sin intercambio de ideas.

Pero Schofield no terminó en tono pesimista. Cerró su charla recordando que, a pesar de la tecnología y las herramientas automáticas, el alma del videojuego sigue siendo humana. “Las ideas son la sangre de esta industria”, dijo. “Y esas ideas vienen de ustedes.” Su mensaje final arrancó aplausos sinceros, un momento de unión en medio del cansancio y la incertidumbre.

En redes, su discurso generó todo tipo de reacciones. Algunos lo calificaron de necesario y valiente; otros lo tildaron de ingenuo. Pero nadie quedó indiferente. Schofield reabrió un debate que muchos daban por perdido: ¿puede la industria recuperar su espíritu creativo en medio de tanto control y dinero? Quizás su propuesta no sea perfecta, pero al menos recordó a todos que los videojuegos, antes que negocio, son una forma de arte nacida de la pasión humana.

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