Google Messages, la aplicación de mensajería predeterminada en millones de móviles Android, está en el centro de la polémica: el soporte para RCS (Rich Communication Services) ha dejado de funcionar para una gran cantidad de usuarios. Muchos se quejan de que ya no pueden enviar ni recibir mensajes RCS y que han vuelto a depender únicamente de los anticuados SMS y MMS.
¿El motivo? Google decidió trasladar la responsabilidad del servicio desde su propia plataforma Jibe a las operadoras de telefonía.
El estándar RCS fue presentado como el sucesor natural del SMS, con funciones modernas como envío de fotos y videos en alta calidad, confirmaciones de lectura, indicadores de escritura, chats grupales más estables e incluso cifrado de extremo a extremo. Mientras Google gestionaba el servicio a través de Jibe, todo funcionaba relativamente bien en casi cualquier región. Ahora, todo depende de si las operadoras locales han decidido o no implementar esta tecnología. Y lo cierto es que en muchos países las compañías no le dan prioridad.
Los casos más graves se están registrando en Pakistán, Bangladés y Kenia, donde los operadores nunca invirtieron demasiado en RCS. Miles de usuarios quedaron sin servicio de un día para otro y comenzaron a recibir el molesto aviso: “operador no compatible”. El problema apareció justo después de una actualización de Google Messages, lo que evidencia que fue un cambio planificado por la propia empresa.
La situación resulta llamativa porque Google ha sido durante años el principal impulsor de RCS, hasta presionar públicamente a Apple para que también lo adoptara. Pero ahora la compañía de Mountain View le pasa la pelota a las operadoras, y estas, a su vez, responsabilizan a Google. Los usuarios se encuentran atrapados en medio de este cruce de acusaciones sin una solución clara a la vista.
El impacto tampoco se limita al mundo en desarrollo. En Estados Unidos también han aparecido reportes de fallos y cortes en el servicio RCS. Además, los móviles con root o modificados llevan meses perdiendo compatibilidad, lo que reduce aún más el alcance de la plataforma. Para muchos, RCS era el principal motivo para seguir usando Google Messages en lugar de WhatsApp, Telegram o Signal. Sin él, la aplicación pierde buena parte de su atractivo.
Expertos en telecomunicaciones coinciden en que, en teoría, tiene sentido que las operadoras gestionen su propia infraestructura de mensajería. Sin embargo, en la práctica, pocas están dispuestas a invertir recursos en un servicio que no les genera beneficios directos. Si Google se retira por completo y no vuelve a dar soporte a través de Jibe, RCS corre el riesgo de quedar relegado a unos pocos mercados. Mientras tanto, Apple sigue reforzando iMessage y ampliando su ventaja frente al ecosistema Android.
El futuro de RCS depende ahora de la voluntad de las operadoras. Si deciden apostar en serio por la tecnología, aún podría convertirse en un estándar global. Pero si persiste la indiferencia, la retirada de Google podría ser recordada como el principio del fin de un proyecto que prometía revolucionar la mensajería.