El Google Pixel 10 Pro ya está aquí y desde el primer contacto transmite la sensación de ser el smartphone más pulido de la compañía. La caja de venta incluye ahora la nueva etiqueta energética de la Unión Europea, con datos sobre autonomía de batería, resistencia a caídas y agua, y nivel de reparabilidad. 
Un detalle de transparencia que suma puntos.
A simple vista, el Pixel 10 Pro se parece mucho al Pixel 10 normal: mismo tamaño, mismo diseño y la clásica barra de cámaras. Sin embargo, al mirar más de cerca, el Pro marca la diferencia. Todas sus cámaras – principal, telefoto, ultra gran angular y frontal – cuentan con sensores más grandes y ópticas mejoradas, lo que promete un salto notable en fotografía.
La pantalla también da un paso adelante: el panel LTPO OLED ofrece mayor nitidez, más brillo y una tasa de refresco adaptativa mucho más eficiente. En el interior, el Pixel 10 Pro viene con 16 GB de RAM, frente a los 12 GB del modelo estándar. La única ventaja del Pixel 10 básico es una batería apenas 100 mAh más grande, aunque con su pantalla menos eficiente esa diferencia podría quedar anulada.
En el diseño se notan retoques finos: rejillas de altavoz más estilizadas, un chasis más elegante y un acabado que se siente realmente premium en la mano. En el apartado de software, la nueva interfaz Material 3 Expressive brilla con animaciones fluidas, iconos renovados y pequeños detalles, como la animación del control de brillo, que le dan un toque extra de personalidad.
La primera impresión es clara: el Pixel 10 Pro no es un simple retoque, sino una evolución real de la serie. Falta ponerlo a prueba en detalle, pero todo apunta a que es el flagship que muchos seguidores de Google estaban esperando.