GPT-5 despierta dudas sobre la rentabilidad y alerta de una burbuja de IA

El lanzamiento del nuevo modelo GPT-5 de OpenAI ha generado opiniones encontradas y reavivado una pregunta clave: ¿podrán los chatbots de IA llegar a ser realmente rentables? Sam Altman lo describe como el sistema de IA más avanzado del mundo, capaz de enrutar solicitudes de forma inteligente entre varios submodelos.

Sin embargo, muchos usuarios critican respuestas más lentas, estructuras innecesariamente complejas y una memoria de contexto que sigue siendo deficiente, incluso con una ventana más amplia.

Para algunos analistas, el problema de fondo es el modelo de negocio. A diferencia de Netflix, que consiguió fidelizar a su audiencia gracias a contenido exclusivo, la mayoría de los chatbots de IA ofrecen capacidades muy similares. Esto permite que los usuarios gratuitos cambien fácilmente de plataforma, dificultando la conversión a clientes de pago. Además, mantener modelos cada vez más complejos cuesta muchísimo, y la carrera por añadir funciones llamativas reduce aún más la rentabilidad.

Michael Hartnett, de Bank of America, advierte que el signo de un posible estallido de la burbuja de la IA será el aumento de los diferenciales de crédito en el sector tecnológico, algo similar a lo que ocurrió a finales de los 90 antes del estallido de la burbuja puntocom. Señala que un pequeño grupo de acciones (Mag7, AVGO, ORCL y PLTR) concentra la mayoría de las ganancias del S&P 500, y que el boom de inversión en IA podría conducir a un exceso de capacidad. Actualmente, se están construyendo unos 250 nuevos centros de datos en EE.UU., y el gasto en IA podría sumar más de 624.000 millones de dólares al PIB en 2025, más del 2 %. Pero el exceso de inversión suele generar ineficiencias y acabar provocando correcciones.

Los escépticos apuntan que la IA todavía falla en tareas simples y, sin conciencia ni sentido moral, no puede asumir responsabilidades reales. Los defensores creen que será tan común como Internet, integrándose en el trabajo, la educación y el entretenimiento. La gran incógnita es si este auge se convertirá en un crecimiento sostenible o en un desplome espectacular.