El internet está cambiando, y la inteligencia artificial está tomando el control.
Durante años, Google fue la puerta principal para acceder a información, pero ahora herramientas como ChatGPT, Perplexity y otras IA están reemplazando la forma en que las personas buscan respuestas.
Muchos usuarios ya no hacen clic en los enlaces de los resultados de búsqueda. En su lugar, reciben resúmenes automáticos generados por IA que aparecen directamente en Google, lo que reduce drásticamente el tráfico a miles de sitios web. Esto ha afectado especialmente a medios de noticias, portales turísticos y sitios educativos, que dependen del tráfico para generar ingresos mediante publicidad.
La caída del tráfico significa menos ingresos y, en muchos casos, despidos. La pregunta ahora es: ¿vale la pena seguir creando contenido si una IA lo resume todo y se lleva la atención del usuario?
Google intenta adaptarse con su propio sistema Gemini y los “resúmenes de IA”, pero la jugada está saliéndole cara: muchos sienten que la calidad de la búsqueda ha bajado, y que las respuestas son simplistas o incompletas. Por otro lado, hay usuarios que celebran poder evitar los anuncios invasivos y los sitios llenos de pop-ups.
El modelo de internet basado en contenido gratuito financiado por anuncios está en crisis. Muchos sitios podrían desaparecer o volverse de pago. Y al mismo tiempo, las plataformas de IA se están convirtiendo en el nuevo punto de entrada al conocimiento online.
Las empresas que quieran sobrevivir deberán adaptarse: crear sus propias soluciones con IA, asociarse con otras plataformas o encontrar nuevas formas de monetizar. La IA no es el futuro, es el presente, y está redibujando todo el mapa digital.