iFixit publicó un video de algo más de seis minutos con su veredicto sobre el Apple M5 iPad Pro y el mensaje no deja lugar a dudas: incluso con el programa Self Service Repair de Apple, este iPad sigue siendo complicado de abrir y arreglar. La buena noticia es que la puntuación de reparabilidad sube de forma provisional a 5/10. 
Es un paso adelante, sí, pero todavía lejos de un equipo amigable para el destornillador casero.
La raíz del problema está en el frontal. La pantalla va montada totalmente a ras de los componentes internos y sellada con adhesivos potentes, sin tornillos intermedios. ¿El método de apertura? Calentar el perímetro para ablandar la cola, fijar el chasis con una prensa o mordaza, e introducir púas muy finas para ir despegando el panel. Es una coreografía de paciencia: demasiada temperatura o un ángulo mal calculado y ese panel carísimo puede terminar con una grieta.
La batería es la segunda barrera. En muchos portátiles se retira tras soltar algunos tornillos o tirar de lengüetas. Aquí, para cambiarla, hay que empezar retirando por completo la pantalla – la pieza más frágil del conjunto – antes de tocar las celdas. No hay grandes lengüetas de extracción ni modularidad generosa; el margen de error sigue siendo pequeño, sobre todo para quien se inicia.
Entonces, ¿por qué la nota mejora? Porque documentación y herramientas oficiales importan. El manual de Apple ordena los pasos, indica pares de apriete, describe cómo tratar y volver a asentar adhesivos y cómo verificar la estanqueidad al cerrar. Las plantillas y útiles de alineación reducen la improvisación y te ayudan a recolocar el panel con menos riesgo. Además, Apple promete disponibilidad de repuestos originales en los próximos meses, un alivio para talleres independientes y entusiastas con experiencia. Eso sí: nada de eso cambia la decisión de diseño base – tolerancias finísimas, mucha cola y poca modularidad – que hace ardua cualquier intervención.
En rendimiento, el M5 iPad Pro no negocia. El SoC M5 combina 4 núcleos de rendimiento hasta 4,60 GHz con 6 núcleos de eficiencia alrededor de 2,95 GHz, respaldados por 16 MB de caché L2. La parte gráfica corre a cargo de un GPU de 10 núcleos con un Neural Accelerator dedicado en cada uno, y las cargas de IA se benefician de un Neural Engine de 16 núcleos para ejecutar modelos en el propio dispositivo. Hay 16 GB de memoria unificada LPDDR5X a 4,8 GHz con hasta 153 GB/s de ancho de banda. En conectividad, el combo chip módem C1 y red inalámbrica N1 mantiene el ritmo. En cifras puras, el M5 se asoma a terrenos que hace poco asociábamos a estaciones de trabajo, rozando escenarios comparables a M1 Ultra según la carga.
El choque de filosofías es evidente: potencia para años frente a una estrategia de diseño que castiga cualquier error al abrir. Para la mayoría, el servicio oficial seguirá siendo la vía más sensata. Para profesionales y manitas con callo, Self Service baja el escalón de entrada, pero no convierte el proceso en una tarde de bricolaje.
Si aun así piensas intentarlo, toma nota:
- Calor con cabeza: aplica temperatura de forma homogénea; los puntos calientes deforman el vidrio y pueden marcar el OLED.
- Herramienta adecuada: prensa, púas calibradas y útiles de alineación multiplican tus opciones; improvisar suele salir caro.
- Re-sellado cuidadoso: limpiar restos de adhesivo, aplicar presión uniforme y respetar tiempos mejora la resistencia a polvo/agua.
- Respaldo y calibración: haz copia de seguridad y sigue los pasos posreparación del manual (sensores, True Tone, etc.).
- ESD siempre: trabaja conectado a tierra; la electricidad estática y las tolerancias milimétricas no se llevan bien.
Conclusión: el 5/10 de iFixit es un empujón en la dirección correcta. Apple aporta manuales, herramientas y piezas en camino; falta atacar la raíz: menos cola, más tornillería y módulos con recambios accesibles. Si esa transición llega, los próximos iPad Pro podrían por fin equilibrar diseño delgado con una experiencia de reparación menos de alto riesgo.
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Un golpe de calor mal dado o una palanca de más y adiós pantalla. Lo barato sale caro