La posible entrada del gobierno de EE.UU. en Intel está generando ruido en Wall Street. Bank of America reiteró su recomendación Neutral y un precio objetivo de 25 dólares, advirtiendo que los efectos pueden ser contradictorios.
La propuesta pondría sobre la mesa la conversión de los 7,9 mil millones del CHIPS Act y otros 3 mil millones del Pentágono en acciones sin derecho a voto, lo que equivaldría a alrededor del 10 % de Intel en manos del Estado.
Entre los beneficios: las fábricas en suelo estadounidense podrían atraer más clientes que quieran lucir la etiqueta “Made in USA”. SoftBank ya se sumó a la apuesta con una inversión de 2 mil millones de dólares en Intel. Pero no todo es positivo: los accionistas se enfrentarían a una dilución cercana al 10 %, mientras proyectos clave como la megafábrica en Ohio siguen acumulando retrasos. Más delicado aún, casi el 30 % de los ingresos de 2024 provinieron de China, un mercado que podría incomodarse con la cercanía de Intel al gobierno norteamericano.
Al mismo tiempo, la administración Trump estudia aplicar el mismo modelo a otros gigantes como Micron, Samsung y TSMC. Si se concreta, el supuesto privilegio de Intel como favorita de Washington se diluiría en un reparto político mucho más amplio.
Para los inversores, la foto es ambivalente: Intel gana respaldo político y una oportunidad de reforzar su imagen industrial, pero la dilución accionaria y los riesgos geopolíticos pesan fuerte. Hasta que el proceso 18A no demuestre resultados y lleguen nuevos clientes externos, la acción seguirá atrapada en punto muerto.
1 comentario
intel ahora reciclando basura? jajaja 🤣