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iPad Pro (2025): delgadez vs. reparabilidad

por ytools
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iPad Pro (2025): delgadez vs. reparabilidad

Desmontaje del iPad Pro (2025): cuando la delgadez extrema complica el destornillador

El iPad Pro 2025 llega con chip M5 y una silueta casi irreal: la versión de 13 pulgadas mide apenas 5,1 mm de grosor. iFixit ya lo abrió y su veredicto deja una lección clara: cuanto más fino, más delicado es el primer paso. Aquí no hay puerta trasera ni tapa con tornillos; el único acceso es a través de la pantalla, pegada a ras sobre un interior empaquetado al milímetro. Despegar ese panel sin romperlo exige pulso fino, calor preciso y cero prisas, porque a milímetros del vidrio viven conectores frágiles y flex muy apretados.

Hay avances que vale reconocer. Apple publica manuales oficiales y vende piezas originales, algo que hace unos años sonaba impensable. Y una vez que la pantalla sale intacta, el tablet se vuelve mucho más razonable: cableado limpio, módulos bien señalizados y un puerto USB-C modular que se reemplaza por separado, ideal porque las entradas sufren lo indecible con el uso. La placa lógica requiere paciencia y método – abundancia de tornillos y escudos – , pero nada es arcano si se sigue el orden.

La batería cuenta la historia de diseño con más matices. Está sujeta por diez tiras adhesivas de tracción; parecen muchas, pero son del tipo correcto: tiras, y el adhesivo cede sin solventes ni palancas agresivas. El problema es la secuencia: para llegar a esas tiras primero hay que retirar la pantalla. O sea, incluso un cambio de batería hereda el riesgo más caro del proceso.

El conjunto de cámaras y el hardware de Face ID salen con relativa facilidad tras levantar las protecciones. La tornillería es mayoritariamente JIS, con alguna rara excepción, así que conviene un juego de puntas completo para no arruinar cabezas. En el plano filosófico, Apple prioriza rigidez, silencio y ausencia de holguras frente a una entrada sencilla: la trasera es una pieza sellada, no una tapa atornillada.

Con todo, iFixit otorga 5 sobre 10 en reparabilidad. Es un punto medio sensato para un dispositivo ultrafino: el primer movimiento es el más peligroso; superado ese umbral, el resto es sorprendentemente abordable. Para dueños y talleres significa que puertos, cámaras y, con cuidado, la batería son sustituibles sin guerra abierta. Para futuras revisiones crece la petición de un pacto: un pelín más de grosor a cambio de una vía de acceso menos dramática. Incluso hay quien defendería tornillos a la vista como un gesto de diseño industrial, no como descuido.

Hasta que llegue ese compromiso, el iPad Pro 2025 funciona como un manual moderno de concesiones: por dentro es lógico y modular; por fuera, la pantalla es la guardiana de todo. Si la vences sin daños, el resto del trabajo fluye mejor de lo que sugiere su perfil de 5,1 mm.

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