Apple nunca ha sido una compañía que se quede callada cuando tiene algo nuevo que presumir. Con el iPhone 17 Pro, la firma de Cupertino ha decidido sacar del anonimato a un componente que normalmente sólo interesa a los más frikis de la ficha técnica: la nueva cámara de vapor encargada de mantener a raya la temperatura del chip A19 Pro. 
En lugar de dejarla como una línea perdida en las especificaciones, Apple la presenta como una de las grandes razones por las que este modelo Pro debería sentirse más rápido y estable que los anteriores.
En su último vídeo de YouTube, el A19 Pro aparece personificado como un atleta que atraviesa un desierto abrasador mientras resuelve "35 billones de tareas complejas por segundo". La metáfora no tiene demasiado misterio: de poco sirve la fuerza bruta si te desfondas a mitad de carrera. El mensaje que Apple quiere fijar es que, cuanto más frío trabaja el chip, más tiempo puede mantener sus máximos de rendimiento sin caer en el temido throttling, esos bajones de velocidad que muchos usuarios notan después de unos minutos de juego o de grabar vídeo en alta resolución.
Lo interesante es cómo se consigue esa sangre fría por dentro. El iPhone 17 Pro integra una cámara de vapor de aluminio soldada por láser, parcialmente rellena de agua desionizada. Cuando el A19 Pro y los componentes que lo rodean se calientan, esa agua absorbe el calor y se convierte en vapor. El vapor se desplaza hacia las zonas más frías de la cámara, cede allí su energía al chasis del teléfono, se condensa de nuevo en líquido y regresa por la estructura interna hacia el área del chip. Todo este ciclo cerrado funciona de manera continua, como una diminuta planta de refrigeración escondida bajo la pantalla.
Frente a las clásicas láminas de grafito o las pequeñas tuberías térmicas, este sistema permite repartir mejor el calor por la superficie del dispositivo. En el día a día eso se traduce en algo muy simple: el teléfono aguanta más tiempo exigido sin ponerse al rojo vivo ni tener que recortar agresivamente la potencia. Las partidas largas, la grabación sostenida en 4K, la edición de vídeo directamente en el móvil o las tareas de inteligencia artificial que se ejecutan en el propio dispositivo se benefician de una curva de rendimiento mucho más plana, con menos picos y menos caídas bruscas.
El otro pilar de este rediseño térmico es el marco de aluminio. Apple ha dejado atrás el titanio de generaciones anteriores en favor de un metal que conduce mejor el calor y, en este contexto, eso es justo lo que interesa. La estructura de aluminio actúa como un gran disipador que recoge la energía que llega desde la cámara de vapor y la reparte hacia el exterior. Gracias a ese margen extra, el A19 Pro puede trabajar a frecuencias más altas y con más consumo antes de que el sistema operativo tenga que pisar el freno. Las cifras en juegos son el mejor ejemplo: en Resident Evil 4 Remake, el iPhone 17 Pro ronda los 52,2 FPS a unos 6,1 W, frente a los 33,3 FPS a 4,7 W del A18 Pro y los 31,6 FPS a 4,9 W del A17 Pro. Hablamos de mejoras en torno al 56% y al 65% en fluidez, pero sobre todo de esa sensación de constancia que no se derrumba a los pocos minutos.
Para muchos usuarios, esta cámara de vapor nunca será tan llamativa como un nuevo modo noche en la cámara, pero es justo el tipo de cambio invisible que define cómo se siente un móvil después de meses de uso. Es lo que determina si, media hora después de empezar una raid o de grabar un vlog, el iPhone 17 Pro sigue respondiendo como al principio o parece que pide descanso. Al poner la refrigeración en el centro del discurso, Apple deja claro que ve el control de la temperatura como la pieza que permite exprimir de verdad el A19 Pro y convertir al iPhone 17 Pro en algo muy cercano a una consola de bolsillo, sin quemarte las manos en el intento.
1 comentario
Que un móvil mueva Resident Evil 4 Remake así de bien ya es prácticamente una consola portátil, nos hemos vuelto locos