Cuando Apple presentó el iPhone 17 Pro con un módulo de cámara trasero enorme, las críticas no se hicieron esperar. Muchos lo vieron como un paso atrás en diseño: demasiado abultado, poco elegante y contrario a la línea minimalista que había caracterizado a la marca durante años. Sin embargo, lo que en un inicio parecía un error, hoy empieza a consolidarse como el nuevo lenguaje estético de la industria de los smartphones.
La explicación es clara: no se trata solo de apariencia, sino de funcionalidad.
En la carrera por fabricar teléfonos cada vez más delgados, sin sacrificar batería ni calidad fotográfica, los fabricantes han optado por trasladar parte de los componentes al bloque de cámara. Sensores, chips auxiliares y sistemas de refrigeración encuentran ahí su lugar, permitiendo que el cuerpo del teléfono se mantenga ligero y delgado. Apple fue la primera en dar este salto, y ahora rivales directos siguen el mismo camino.
Samsung y Sony no se quedan atrás
Samsung prepara el Galaxy S26 Edge, y según filtraciones, tendrá apenas 5,5 mm de grosor con una batería de 4200 mAh. El truco es exactamente el mismo: mover gran parte de la electrónica al módulo de la cámara, que será aún más grande que el del iPhone 17 Pro. Visualmente, el dispositivo recuerda mucho al diseño de Apple y confirma que esta tendencia no es pasajera.
Sony también apuesta fuerte con su próximo Xperia, que vendrá con un módulo de cámara voluminoso. Incluso marcas emergentes como Tecno ya incorporan este concepto en sus modelos ultradelgados. Todo apunta a que estamos ante un cambio estructural en el mercado: cuerpos finos y bloques de cámara gigantes serán la norma.
De polémica a tendencia global
Al principio, algunos temían que el iPhone 17 Pro pudiera confundirse con los Pixel de Google, dado que ambos adoptaban módulos cuadrados y llamativos. Pero esas comparaciones ya quedaron atrás. Con Samsung, Sony y otras compañías replicando la fórmula, el diseño deja de ser exclusivo y se convierte en un estándar. Más que perder identidad, Apple ha marcado un rumbo que toda la industria sigue.
Además, la utilidad es evidente: más espacio en el módulo significa mejores baterías, mayor capacidad de enfriamiento y posibilidades de innovación futura, como la modularidad. Lo que muchos llamaron un “ladrillo feo” ahora empieza a verse como un símbolo de potencia y calidad premium. Con cada nuevo prototipo filtrado, la percepción del público cambia: lo que ayer parecía un defecto, hoy se interpreta como señal de vanguardia.
El iPhone del 20 aniversario
Los rumores señalan que Apple prepara para 2027 un iPhone Pro conmemorativo por los 20 años de la línea. Este modelo mantendría la idea del gran módulo de cámara, pero con un acabado aún más refinado. De confirmarse, podría convertirse en una de las mayores revoluciones de diseño desde la introducción del notch. Claro que el precio seguirá subiendo: el iPhone 17 Pro Max ya ronda los 2000 dólares, y el esperado iPhone plegable costará algo similar.
El futuro del diseño móvil
Nos guste o no, la era de los módulos de cámara enormes ya está aquí. Los pequeños relieves discretos quedaron en el pasado. Lo que viene son diseños atrevidos y pragmáticos: teléfonos ultradelgados con un bloque trasero imponente que transmite poder y exclusividad. Con el tiempo, los usuarios no solo lo aceptarán, sino que lo verán como una característica esencial de los teléfonos de gama alta.
En lo personal, también cambié de opinión. Al inicio pensé que era un exceso, pero ahora el iPhone 17 Pro me parece un paso lógico en la evolución. Si hasta Sony adopta esta idea, está claro que la industria entera marcha en la misma dirección. La cuestión ya no es si estos módulos gigantes se quedarán, sino cómo cada marca logrará diferenciarlos.
1 comentario
si el S26 edge sale así de fino, me lo compro 😍