El iPhone 17 Pro y el iPhone 17 Pro Max han llegado al mercado envueltos en polémica: la comunidad ya lo llama “scratchgate”. Usuarios de todo el mundo señalan que los modelos, sobre todo en los colores Deep Blue y Cosmic Orange, se rayan con una facilidad alarmante, algo difícil de aceptar en dispositivos que superan los 1.400 euros.
El popular youtuber Zack Nelson, del canal JerryRigEverything, sometió los nuevos iPhones a sus conocidos test de resistencia.
Los resultados fueron mixtos: la pantalla mostró buena protección contra rayaduras en niveles altos de la escala de Mohs, la estructura del chasis es firme y el nuevo diseño unibody de aluminio mejora la disipación térmica. Sin embargo, en las aristas del enorme módulo de cámaras apareció el talón de Aquiles. Allí, el recubrimiento anodizado no se adhiere bien, lo que provoca que incluso el roce cotidiano con llaves o monedas deje marcas visibles.
El problema se acentúa en las variantes azul y naranja, donde los arañazos contrastan mucho más con los tonos brillantes del acabado. Así, un teléfono recién comprado puede aparentar desgaste tras apenas unas semanas de uso, generando frustración en quienes desembolsaron hasta 1.699 euros por un modelo de mayor capacidad.
Si bien en otras pruebas el iPhone 17 Pro demostró gran solidez, la vulnerabilidad estética en la parte más visible – el bloque de cámaras – empaña el conjunto. Para quienes quieran mantener su móvil impecable, la única opción viable hoy es recurrir a una funda protectora, aunque eso oculte el diseño premium que Apple promociona. Hasta que la compañía encuentre una solución, la generación 17 Pro quedará marcada con el poco halagador sobrenombre de “scratchgate”.