iPhone 17: ¿revolución arriesgada o feo experimento?
Durante más de una década, Apple apenas retocó el diseño del iPhone: esquinas redondeadas, trasera de vidrio, bordes metálicos pulidos. Una evolución lenta y calculada. Pero la presentación de septiembre rompió con todo. La compañía mostró el iPhone 17 con un aspecto radicalmente distinto. Los modelos Pro y Pro Max llegan con un enorme bloque de cámaras, mientras que el nuevo iPhone Air apuesta por ser el teléfono más delgado de la historia de la marca con apenas 5,6 mm de grosor.
Las reacciones no tardaron en llegar: unos lo calificaron de feo y tosco, otros de brillante jugada técnica. El Air fue aplaudido por su ligereza y diseño, pero también cuestionado: ¿puede un teléfono tan fino ofrecer batería suficiente para el día a día?
Pro y Pro Max: potencia sobre estética
Apple asegura que los cambios no son puro capricho visual. El chasis de aluminio aporta ligereza, resistencia y mejor disipación de calor, algo esencial para el nuevo chip A19 Pro y la batería más grande. La parte trasera combina aluminio y Ceramic Shield para mayor protección frente a caídas y arañazos.
El protagonista es sin duda el gigantesco bloque de cámaras. Aunque rompe con la elegancia clásica, permite integrar el nuevo sistema fotográfico con una teleobjetivo Fusion de 48 MP y zoom óptico de 8x a 200 mm. Un salto que acerca al iPhone al terreno de las cámaras profesionales. La batería también crece, prometiendo más horas de uso intenso. Y la versión en color Cosmic Orange suaviza un poco la rudeza del diseño, dándole un aire llamativo.
iPhone Air: delgadez extrema
El iPhone Air es todo lo contrario: un experimento de minimalismo. Con sus 5,6 mm, es uno de los smartphones más finos jamás fabricados. Para lograrlo, Apple reorganizó componentes y creó una “plataforma” en la parte trasera que concentra cámaras, altavoz y parte del hardware. Así se liberó espacio para encajar una batería más grande sin sacrificar el perfil ultradelgado.
El precio de esa delgadez es evidente. Apple habla de “batería para todo el día”, pero para usuarios exigentes eso suena ambiguo. Está claro que no es un dispositivo para gamers o creadores intensivos, sino un modelo de estilo, similar a lo que Samsung busca con el Galaxy S25 Edge.
¿Por qué ahora?
La gran pregunta es por qué Apple decidió romper con la tradición en este momento. Hasta ahora prefería cambios pequeños y seguros. Con el iPhone 17 da un giro radical: los Pro apuntan a quienes necesitan máxima potencia y fotografía avanzada, mientras que el Air busca conquistar a quienes priorizan diseño y ligereza. Y lo curioso es que esta vez Apple no esconde los compromisos: sí, el Pro es más tosco, pero ofrece autonomía y zoom brutales; sí, el Air es elegante, pero su batería puede quedarse corta.
Opinión personal: entre lo prometedor y lo dudoso
Cuando vi las primeras filtraciones pensé que era broma. Ese bloque de cámaras parecía exagerado. Pero al verlo en la presentación cambié de opinión: no es bonito, pero tiene sentido. El Pro y Pro Max ahora son herramientas híbridas, mitad móvil, mitad cámara profesional. Perfectos para quienes buscan rendimiento, aunque se sacrifiquen líneas elegantes.
El Air, en cambio, me genera dudas. Es futurista, delgado, casi como un prototipo de feria tecnológica. Pero si la batería no responde, la decepción será enorme. Y la barra trasera, lejos de transmitir sofisticación, parece un parche. Podría repetir la historia del iPhone mini: admirado por pocos, olvidado por la mayoría.
En definitiva, Apple dio un salto valiente. El iPhone 17 Pro y Pro Max pueden convertirse en referencia para creadores, mientras que el Air será objeto de deseo por su diseño radical. ¿Genialidad o error? Lo dirá el uso diario. Lo que sí es claro: Apple ha dejado atrás la evolución tímida y ha decidido arriesgarse como nunca.