Las masivas reducciones de personal en Microsoft siguen golpeando a la industria de los videojuegos, y uno de los más afectados es King, el estudio detrás de Candy Crush. Según un nuevo informe, más de 200 desarrolladores fueron despedidos como parte de las 9.000 bajas en toda la compañía.
En paralelo, la empresa ha impuesto el uso obligatorio de herramientas de IA a diario, una política que lejos de mejorar la productividad ha hundido la moral de los empleados.
Fuentes internas describen un ambiente tóxico y decisiones incomprensibles. Trabajadores con más de diez años en la empresa, con historial de promociones y logros clave, fueron despedidos sin que se siguiera ningún criterio claro. Un directivo reconoció que la explicación oficial – “demasiada capa de gestión” e “ineficiencia en el desarrollo” – no coincide con la realidad. Lo más absurdo: algunos de los despedidos fueron recontratados poco después, alimentando aún más la sensación de caos.
Entre los empleados crece la sospecha de que el motivo real de los recortes es económico. Hay quienes creen que a algunos los ascendieron a puestos intermedios solo para tener una excusa y despedirlos después. Otros piensan que la dirección simplemente ordenó la lista por salario y echó a los más caros, manteniendo solo a los de confianza.
El área de recursos humanos tampoco escapa de las críticas. Ya no existe la retroalimentación anónima: cualquier comentario va con nombre y apellido, lo que genera miedo a represalias. Varias fuentes aseguran que RRHH protege a jefes tóxicos y presiona a los empleados más críticos. Un trabajador lo resumió sin rodeos: “RRHH es un escudo para jefes incompetentes”.
Mientras tanto, Microsoft redobla su apuesta por la IA. El año pasado buscaban que entre 70 y 80% de las tareas diarias pasaran por IA; en 2025 la meta es llegar al 100%. Diseñadores, programadores, artistas y managers deben usarla todos los días, aun cuando no tiene sentido práctico. Para muchos, más que innovación, parece una excusa para seguir recortando puestos.
Lo que ocurre en King refleja una crisis generalizada en la industria del gaming, donde los despidos masivos se han vuelto la norma. Lo más irónico: Microsoft gastó 70 mil millones de dólares en comprar Activision Blizzard, y ahora está desmontando uno de sus estudios móviles más rentables. La gran duda es si la compañía no está sacrificando su futuro creativo por ahorros a corto plazo y una obsesión con la IA.