Los usuarios de Apple en la Unión Europea tendrán que enfrentarse a retrasos y la pérdida de ciertas funciones en iOS 26 debido a las estrictas regulaciones impuestas por la UE. Entre las funciones afectadas, se encuentran la opción de reflejar el iPhone en Macs y la funcionalidad Live Activities. Apple ha explicado que el Digital Markets Act (DMA), una legislación creada para fomentar una competencia justa, está ejerciendo una presión excesiva sobre la empresa.
En una declaración, Kyle Andeer, el director legal de Apple, confirmó que estas nuevas reglas podrían retrasar o incluso eliminar ciertas funciones de iOS 26 para los usuarios europeos.
Uno de los puntos más controvertidos es la obligación de Apple de compartir sus tecnologías propietarias con otras compañías. Según Apple, esta exigencia pone en peligro su competitividad y podría frenar la innovación. Además, la empresa ha señalado que los requisitos de privacidad bajo el DMA son irreales y favorecen desproporcionadamente a algunas empresas, haciendo que Apple asuma gran parte de los costos de cumplimiento.
Apple también criticó a Meta, acusando a la compañía de aprovecharse de los requisitos del DMA para acceder a datos de usuarios y tecnologías que no tienen relación con los servicios principales de Facebook o Instagram. Como resultado, Apple se ha visto obligada a retrasar o suspender el lanzamiento de ciertas funcionalidades, ya que le resulta difícil cumplir con las reglas que, según la compañía, no se aplican de manera coherente a todas las empresas.
La postura oficial de Apple es que el DMA no fue diseñado para proteger a los consumidores, sino para favorecer a algunas empresas, muchas de ellas europeas. Es interesante ver cómo Apple se enfrenta a los reguladores de la UE mientras se pliega sin problemas a las demandas del gobierno chino, lo que complica aún más su posición en este debate.
Al final, los consumidores europeos se encuentran en una situación donde pagan el mismo precio que sus contrapartes en EE. UU., pero con menos funciones. Está claro que este conflicto regulatorio está lejos de resolverse y lo único que queda es esperar que se encuentre una solución que beneficie a los consumidores finales sin perjudicar la competencia y la innovación.