Entre los fans de Dragon Age: Origins siempre hubo una discusión eterna: ¿por qué los magos estaban tan rotos? El exproductor ejecutivo de BioWare, Mark Darrah, explicó recientemente que la respuesta está en la segunda edición de Dungeons & Dragons y en la decisión de hacer que el juego tuviera un tono mucho más realista y “aterrizado”.
Según Darrah, en D&D 2ª edición los guerreros y pícaros eran clases más sencillas, mientras que los magos recibían mucho más desarrollo y complejidad.
Esa filosofía pasó directamente a Origins, donde los magos terminaron con más hechizos, más herramientas y un diseño mucho más completo que el de las otras clases. Los guerreros y pícaros, en cambio, fueron limitados a habilidades que encajaran en la lógica interna del mundo.
Eso provocó que en Origins los pícaros y guerreros parecieran “realistas”, mientras los magos dominaban el campo de batalla con todo: daño brutal, control de masas, curas y potenciaciones. No sorprende que personajes como Morrigan se volvieran íconos de la saga, no solo por su papel en la historia, sino también porque en combate eran imparables.
Muchos recuerdan todavía la especialización Guerrero Arcano, básicamente un modo dios en túnica, imposible de tumbar. Otros señalan que en dificultad Pesadilla era casi obligatorio llevar builds de fuego, hielo y rayo para tener una mínima opción contra la Brood Mother o el Archidemonio. Aun así, algunos defienden que con las expansiones, un pícaro asesino bien armado podía destrozar hordas con la misma eficacia.
También hay mucho reconocimiento a Brent Knowles, diseñador clave que defendía un Origins táctico y estratégico. Cuando abandonó el estudio en pleno desarrollo de Dragon Age II, BioWare giró hacia un estilo más frenético, y muchos creen que ahí empezó la decadencia.
En entregas posteriores como Dragon Age II, Inquisition y el fallido Veilguard, el combate fue más espectacular, pero menos coherente. Para gran parte de la comunidad, Origins sigue siendo la cima de la saga. Y con BioWare enfocada ahora en Mass Effect 5, volver a esa fórmula suena más a nostalgia que a plan real.