MercurySteam, el reconocido estudio español detrás de Metroid Dread y más recientemente de Blades of Fire, atraviesa uno de sus momentos más complicados.
Un informe de 3DJuegos ha destapado una serie de denuncias internas sobre malas condiciones laborales, jornadas interminables y un ambiente cada vez más tenso entre empleados y dirección.
Según el reportaje, varios trabajadores – tanto actuales como antiguos – aseguran que el estudio ha impuesto una cultura de crunch permanente. Lo que antes era una excepción en periodos de entrega, se ha convertido en rutina. El origen del conflicto estaría en la implantación del sistema de horario Distribución Irregular de la Jornada (DIJ), presentado como una forma “flexible” de organizar el trabajo, pero que en la práctica llevó a jornadas de hasta 10 horas diarias sin claridad en la compensación ni registro oficial de las horas extra.
“Al principio dijeron que las horas extra eran obligatorias, usando un discurso alarmista sobre una supuesta crisis interna”, contó un desarrollador entrevistado. “Cuando la gente empezó a cuestionarlo, Recursos Humanos reconoció que no eran obligatorias, pero la presión ya estaba creada. Nadie se atrevía a decir que no.”
Esta política de ambigüedad ha generado, según las fuentes, una sensación generalizada de miedo y desmotivación. Algunos equipos se vieron forzados a cumplir con el nuevo horario extendido, mientras otros mantenían un ritmo más normal, lo que provocó divisiones internas. “Si te ibas a casa después de ocho horas, te miraban como si estuvieras dejando tirado al grupo”, relató otro trabajador.
La situación empeoró tras el lanzamiento de Blades of Fire, que no alcanzó las expectativas comerciales. El editor calificó las ventas como “por debajo de lo esperado”, un golpe duro después de meses de esfuerzo extremo. Para muchos dentro del estudio, el fracaso comercial se sintió como una traición a su sacrificio. “Estábamos agotados. Dimos todo, y al final lo único que recibimos fueron recortes y silencio.”
Durante el verano de 2025 comenzaron despidos discretos. Algunos departamentos fueron reducidos drásticamente, mientras otros seguían contratando, sin explicación coherente. Además, se restringieron los canales internos de comunicación: se cerraron chats no laborales y se colocaron divisiones físicas entre las áreas de trabajo, una medida que muchos interpretaron como una forma de aislamiento más que de eficiencia.
La moral interna, según el informe, se encuentra en su punto más bajo. Varios empleados describen un ambiente apagado, sin ilusión ni diálogo. “Antes era un orgullo decir que trabajabas en MercurySteam”, comentó un desarrollador veterano. “Ahora es más un desgaste constante que una pasión.”
A pesar de la tormenta, el estudio sigue adelante con un nuevo proyecto aún no anunciado. Sin embargo, la gran incógnita es si MercurySteam logrará recomponer su equipo y recuperar el espíritu que la hizo destacar. De momento, su historia sirve como reflejo de un problema cada vez más frecuente en la industria del videojuego: el costo humano detrás del éxito.