Microsoft acaba de despedir a 9.000 empleados, y sí, una parte considerable provenía del área de videojuegos, incluyendo Xbox. ¿Lo más insólito? Apenas unos días después, la compañía comenzó a enviar invitaciones a desarrolladores para asistir a una mesa redonda en la Gamescom 2025… sobre inteligencia artificial aplicada al desarrollo de videojuegos. Es decir, recortan talento humano y acto seguido quieren discutir cómo usar IA para hacerlo todo más “eficiente”.
Brandon Sheffield, director de Necrosoft Games, compartió públicamente una de estas invitaciones, dejando clara su indignación.
No fue el único: Benjamin Rivers, otro desarrollador, resumió el sentimiento general con un seco “que se vayan al carajo”. Para muchos, la jugada demuestra una desconexión total con la realidad del sector: despiden a quienes construyen los juegos, para luego pedirles que expliquen cómo reemplazarlos con IA.
Las críticas no tardaron en llover. Desde la falta de dirección clara de Xbox hasta decisiones corporativas que priorizan la reducción de costos sobre la creatividad, la movida fue vista como un ejemplo más de cómo no gestionar una división creativa. Mientras los ejecutivos se mantienen firmes en sus sillas, los desarrolladores con años de experiencia son descartados como si fueran reemplazables por una herramienta.
En contraste, compañías como Valve siguen apostando por una estrategia coherente y sostenible. Microsoft, en cambio, parece dar tumbos: ayer eran los servicios de suscripción, hoy es la IA, mañana… quién sabe. El mensaje que muchos perciben es claro: se está perdiendo el alma del desarrollo de videojuegos en nombre de la eficiencia y la automatización.