Microsoft ha dado un paso que pocos esperaban y que ha generado una fuerte ola de críticas en la comunidad gamer. Esta semana, la compañía eliminó en silencio el beneficio del 10% de descuento en DLC para los suscriptores de Xbox Game Pass Ultimate, un extra que durante años se había considerado uno de los puntos fuertes del servicio. Ese descuento incluía contenidos muy demandados como los COD Points y el pase premium BlackCell de Call of Duty, que cuesta 29,99 dólares. 
Ahora, la rebaja ha desaparecido y en su lugar se ha implantado un sistema de recompensas (Rewards) que muchos consideran una forma encubierta de mantener a los usuarios dentro del ecosistema Xbox.
La noticia saltó cuando los fans de Call of Duty se dieron cuenta de que ya no podían adquirir COD Points con el 10% de descuento. CharlieIntel lo reportó en Estados Unidos y poco después IGN confirmó la misma situación en Reino Unido. Una revisión rápida mostró que no era un caso aislado: la mayoría de los DLC de juegos del Game Pass ya no cuentan con reducción de precio. La excepción la ponen los títulos ligados a EA Play, que todavía mantienen la promoción.
Lo polémico es que Microsoft no mencionó nada de esto cuando anunció la subida del precio de Xbox Game Pass Ultimate, que pasó de 19,99 a 29,99 dólares al mes, es decir, 120 dólares más al año. En su comunicado, la empresa prefirió centrarse en los nuevos beneficios: la inclusión de Ubisoft+ Classics (valorado en 7,99 dólares al mes) y Fortnite Crew (11,99 dólares mensuales), además de mejoras en el servicio de Xbox Cloud Gaming, que ahora ofrece mejor rendimiento y ha salido oficialmente de la fase beta.
El nuevo sistema funciona así: los usuarios de Premium reciben un 5% extra en puntos Rewards al comprar contenidos adicionales, y los de Ultimate un 10%. Esos puntos se pueden canjear por tarjetas de regalo, pero nuevamente sólo dentro de la propia plataforma Xbox. La diferencia es clara: antes ahorrabas dinero real en tus compras, ahora pagas el precio completo y recibes puntos que te atan aún más al ecosistema de Microsoft. Como comentó un jugador en foros: “Quieren que gastes todo ahí y te devuelven el ‘ahorro’ en puntos para que lo sigas reinvirtiendo en su tienda”.
El malestar crece porque la percepción de valor cambia radicalmente. Según una encuesta de IGN, el 52% de los jugadores afirma que no se suscribirá a Game Pass en las nuevas condiciones, mientras que apenas un 22,5% seguirá en Ultimate pese al aumento. El resto está reconsiderando alternativas como Steam, PlayStation Plus o simplemente ponerse al día con su biblioteca acumulada.
Los más afectados son los jugadores de Call of Duty, que suelen invertir de manera constante en microtransacciones. Sin el descuento, una suscripción anual de 360 dólares parece mucho menos atractiva. Microsoft defiende que Ubisoft+ Classics y Fortnite Crew aportan un valor añadido, pero para quienes no juegan a esos títulos, se perciben como añadidos irrelevantes.
En redes sociales abundan los mensajes de usuarios cancelando la renovación automática o bajando de plan. Varios aseguran que su Xbox Series X prácticamente no se enciende y que la mayoría del tiempo juegan en PS5 o PC. No faltan las comparaciones con la época dorada de Xbox 360, cuando la marca era sinónimo de innovación y buen servicio.
Lo más llamativo es que EA Play mantiene el 10% de descuento en sus DLC, mientras que Microsoft y Ubisoft lo han retirado. Esa contradicción genera aún más dudas y críticas. Muchos señalan a Phil Spencer, jefe de Xbox, reclamando una explicación clara en lugar de comunicados fríos y genéricos.
En definitiva, la situación pone en juego la confianza y la percepción de valor. Microsoft apuesta a que los nuevos beneficios y el catálogo expandido compensen el aumento y la pérdida del descuento. Pero las primeras reacciones muestran lo contrario: para una gran parte de la comunidad, este cambio es la gota que colma el vaso y puede marcar un antes y un después en la reputación de Game Pass.