Las autoridades europeas han puesto bajo la lupa a Northern Data, una empresa que en su día fue un gran actor en la minería de criptomonedas y que ahora se presenta como proveedor de servicios en la nube para inteligencia artificial. El caso, que ya genera polémica en Alemania y Suecia, gira en torno a una descomunal rebaja fiscal de unos 100 millones de euros concedida para la compra de GPUs NVIDIA H100 valoradas en unos 400 millones de euros.
La sospecha: que estas tarjetas no se usaron para entrenar algoritmos de IA, sino para minar criptomonedas.
Según Bloomberg, se realizaron redadas en Frankfurt y en Boden (Suecia), donde se descubrieron pruebas de un presunto fraude de IVA. Northern Data había declarado que las GPUs estaban destinadas a reforzar la infraestructura de IA en Europa, pero los investigadores creen que en la práctica se desviaron a la minería. Lo curioso es que los H100 son aceleradores diseñados para cargas masivas de IA, como modelos de lenguaje o simulaciones científicas, y resultan poco eficientes para cálculos de minería cripto.
El historial de la compañía añade más dudas. Durante el auge del bitcoin, Northern Data presumía de ser un minero “verde” y sostenible. Pero cuando la rentabilidad del sector se desplomó, la empresa cambió rápidamente de rumbo, subiéndole el volumen al discurso de la inteligencia artificial para captar inversores y beneficios fiscales. Esta transformación encaja con una tendencia más amplia: firmas que antes vivían del cripto ahora se disfrazan de startups de IA para aprovechar las subvenciones.
A esto se suma su relación con Tether, el mayor emisor de stablecoins del mundo, lo que genera sospechas de que la estrategia real no era crear innovación tecnológica, sino sostener negocios financieros de alto riesgo. Muchos analistas apuntan que no es un caso aislado: hay toda una ola de compañías que se refugian en la palabra “IA” como simple etiqueta de marketing.
El escándalo también plantea un debate mayor: ¿cómo pueden los gobiernos garantizar que los incentivos fiscales y subsidios realmente se usen en proyectos de innovación y no en operaciones especulativas? Si basta con mencionar “inteligencia artificial” para abrir la llave de millones en ayudas, el sistema queda expuesto al abuso y los recursos se desvían de proyectos genuinos. Para los contribuyentes, la posible estafa significa que 100 millones de euros podrían haber financiado minería en vez de investigación en IA.
Si se confirman las acusaciones, Northern Data se enfrentará no solo a multas millonarias, sino también a un daño irreparable en su reputación. Para Europa, el caso puede ser un punto de inflexión: seguir alimentando el hype o endurecer el control para garantizar que las ayudas vayan a desarrollos tecnológicos reales.