NVIDIA vuelve a estar en el centro de la escena tecnológica tras cerrar un acuerdo millonario con Samsung. 
Según medios surcoreanos, la compañía estadounidense ha encargado chips de memoria GDDR7 por un valor cercano a los 144 millones de dólares, con la instrucción de duplicar la producción. Estos módulos estarán destinados a las nuevas GPUs Blackwell B40, diseñadas específicamente para el mercado chino.
La jugada tiene tanto de estrategia empresarial como de maniobra política. En su último informe financiero, NVIDIA reconoció que no generó ingresos con las GPUs H20 destinadas a China debido a las restricciones de exportación impuestas por Estados Unidos. Para evitar perder uno de sus mercados más grandes, el CEO Jensen Huang ha iniciado conversaciones con la administración de Donald Trump en busca de licencias que autoricen el envío de chips adaptados a las normas. Así surge la línea Blackwell B40, que reemplaza la costosa memoria HBM por GDDR7, una alternativa más flexible frente a los controles regulatorios.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump confirmó haber dialogado con Huang sobre el tema, calificando a la nueva versión como una edición “no mejorada” del chip insignia. Para analistas e inversores, la señal es clara: NVIDIA no tiene intención de renunciar a China, pese a las tensiones geopolíticas. Los informes de ETNews respaldan esta idea al indicar que la empresa ya prepara un volumen de envíos considerables en cuanto obtenga la aprobación oficial.
El componente financiero es igualmente relevante. Se estima que el contrato podría ascender a 200 mil millones de wones surcoreanos, equivalentes a unos 144 millones de dólares. Para Samsung, el pedido supone una victoria poco común en el sector de GPUs de alto rendimiento, donde hasta ahora le ha costado ganar terreno frente a rivales como SK Hynix o Micron, más consolidados en la memoria HBM. Con la GDDR7, la firma coreana asegura un papel clave en la cadena de suministro de NVIDIA y fortalece su posición en la competencia global por el liderazgo en hardware de inteligencia artificial.
Si bien la GDDR7 no alcanza la velocidad de la HBM3e, ofrece un balance atractivo entre rendimiento, eficiencia y costo. Para los modelos B40 dirigidos a China, este equilibrio resulta suficiente para mantenerse competitivos y, al mismo tiempo, cumplir con las normativas estadounidenses. De manera paralela, se especula que Samsung sigue buscando aumentar su peso en el mercado de HBM reduciendo precios e incluso suministrando a NVIDIA módulos HBM3e para la gama Blackwell Ultra, enfocada en otros países.
En definitiva, este pedido de 144 millones de dólares refleja la estrecha interconexión entre innovación tecnológica, cadenas de suministro y geopolítica. NVIDIA busca mantener presencia en un mercado vital sin infringir la ley, mientras que Samsung aprovecha la oportunidad de consolidarse como socio estratégico. Los efectos de este acuerdo seguramente repercutirán en toda la industria de semiconductores.