Por ahora, NVIDIA respira tranquilo: los nuevos aranceles del 20 % que EE.UU. impuso a productos de Taiwán no afectan sus servidores de IA ni sus chips.
Pero esa calma podría durar poco. La Sección 232 aparece como una amenaza latente que podría cambiar completamente el panorama.
Empresas como Foxconn, Wistron y Quanta son pilares clave en la fabricación del hardware de IA de NVIDIA. Mientras sigan fuera de las listas arancelarias, el suministro sigue estable y los costos controlados. Sin embargo, si EE.UU. decide aplicar la Sección 232 -que permite limitar importaciones por motivos de seguridad nacional- los chips y equipos de IA podrían ser considerados “sensibles”.
De aplicarse, los aranceles podrían situarse entre 20 % y 50 %. Eso afectaría directamente los márgenes de ganancias y subiría los precios en toda la industria. Según medios taiwaneses, el 75 % de las exportaciones actuales no están sujetas a aranceles -incluyendo semiconductores e IA-, pero el riesgo sigue latente.
Además de la presión económica, EE.UU. también busca mayor control sobre la tecnología. TSMC ya prometió invertir 165 mil millones de dólares, y rumores apuntan a que Intel también estaría involucrado en las negociaciones. Todo apunta a una estrategia geopolítica para asegurar el dominio tecnológico.
En resumen: el ecosistema de IA camina por terreno inestable. Una decisión en Washington podría disparar precios, frenar desarrollos y generar un efecto dominó en toda la cadena -desde fabricantes hasta desarrolladores y gamers.