Samsung, acostumbrada a proyectar una imagen de control y disciplina dentro de su cultura corporativa, enfrenta ahora un golpe inesperado a su reputación. Una petición online que exige la destitución del jefe de la división de cámaras de smartphones, señalando de paso al propio TM Roh, líder de la unidad móvil, ya superó las 4.000 firmas.
Lo que parecía un simple desahogo digital terminó por convertirse en un tema incómodo que pone en entredicho el liderazgo de la marca en fotografía móvil.
La iniciativa fue lanzada por Universe Ice, un filtrador muy seguido en el mundo tech, que desde hace tiempo denuncia la falta de avances en las cámaras Galaxy. Él criticó abiertamente la afirmación de Samsung de que sus cámaras están “siempre un paso adelante”, calificándola de descarada. La petición enumera ocho problemas clave que reflejan la frustración de los usuarios: desde sensores obsoletos hasta la lentitud en actualizaciones de software.
El principal reproche es la falta de innovación real. Los modelos Galaxy S continúan usando sensores como el ISOCELL HP2 y el IMX754, sin avances notables en los últimos años. Mientras competidores como Google, Huawei o Vivo sorprenden con fotografía computacional avanzada, los usuarios de Samsung lidian con defectos recurrentes: ruido excesivo en sombras, HDR que pierde detalles, retratos apagados, balance de blancos impreciso, telefoto poco natural y resultados mediocres en fotos nocturnas. A eso se suma un molesto retardo del obturador en baja luz y videos HDR sobreprocesados.
Otro de los puntos que más molesta es la aparente obsesión con copiar a Apple en lugar de marcar un camino propio. Desde el diseño del módulo de cámaras hasta la imitación del estilo “tono natural”, la apuesta termina en imágenes planas y sin carácter. La polémica del llamado “filtro amarillo” de Samsung, que distorsiona tonos de piel tanto en usuarios asiáticos como caucásicos, encendió aún más las críticas, mientras rivales chinos logran resultados más fieles y personalizados.
La lentitud en las actualizaciones también erosiona la confianza. Modelos como el Galaxy S23 y el S24 siguen sin recibir mejoras que ya están presentes en el S25. Y en lo que respecta a inteligencia artificial, Samsung avanza a medias, sin compararse con tecnologías de referencia como el HDR+ de Google o el motor XMAGE de Huawei.
La paradoja es evidente: Samsung fabrica algunos de los sensores más potentes del mercado, los vende a marcas chinas, y sus dispositivos terminan ofreciendo mejores fotos que los propios Galaxy. No es un problema técnico, sino de decisiones conservadoras y de ahorro de costos que minan la capacidad innovadora de la compañía. Esto golpea directamente en la percepción de los consumidores: Samsung ya no parece liderar, sino seguir a la zaga.
Claro que 4.000 firmas son pocas frente a la base global de clientes de la marca, pero la señal es contundente: la paciencia de los usuarios se agota. Más allá de lo técnico, crece la sensación de que Samsung se acomoda mientras otros arriesgan. Lo que TM Roh decida hacer marcará el futuro inmediato, pero la advertencia está dada: cuando los fans de toda la vida empiezan a organizarse en tu contra, el prestigio de la marca corre serio peligro.