El Google Pixel 10 acaba de aterrizar en las tiendas y ya enfrenta críticas de sus primeros compradores. Aunque la compañía presumió de múltiples mejoras frente a la generación anterior, los usuarios se están encontrando con un problema recurrente en la saga Pixel: fallos de hardware o software en los primeros días de uso.
En esta ocasión, el centro de las quejas es la pantalla, con reportes de extraños glitches visuales.
En Reddit, el usuario Ok_Economist_3997 compartió imágenes de su Pixel 10 mostrando un molesto efecto de “nieve de colores” en el panel, aun cuando el teléfono seguía funcionando normalmente. Otro comprador, Stephen, contó a Android Authority que vivió exactamente lo mismo. Y en ese mismo hilo, KingOfCoders comentó que al menos una docena de propietarios del Pixel 10 ya habían reportado idénticos problemas.
Algunos usuarios afirman que la falla desaparece al cabo de un rato, lo que sugiere que podría tratarse de un error de software y no de un defecto físico. Varios especialistas apuntan al procesador Tensor como posible responsable: en pruebas de rendimiento, la GPU ya había mostrado debilidades frente al Tensor G4, lo que alimenta la teoría de que los drivers no estén optimizados. A diferencia de un PC, donde cualquiera puede actualizar controladores manualmente, aquí todo depende de que Google publique rápidamente un parche oficial.
No es la primera vez que pasa algo así con un Pixel. Casi cada año surgen relatos de fallos iniciales que minan la confianza de los compradores. Es comprensible: gastar una suma importante en un smartphone premium y encontrarse con errores básicos genera frustración y dudas sobre si realmente merece la pena apostar por Google en lugar de elegir opciones más estables del mercado.
De momento, el equipo de soporte de Google ya contactó con varios usuarios afectados para recopilar detalles adicionales. La gran incógnita es si la empresa reaccionará con una actualización veloz o, en los casos más graves, con reemplazos inmediatos. Si no actúa a tiempo, el Pixel 10 corre el riesgo de ser recordado más por sus problemas de pantalla que por las innovaciones que prometía.