Google Pixel 10 llega con un discurso fuerte de ser el gran teléfono con inteligencia artificial, pero en la práctica parece más un Pixel 9 maquillado que una verdadera revolución.
Mucho marketing, pocas mejoras reales.
Las novedades más destacadas son el chip Tensor G5, la carga inalámbrica Qi2 y la protección contra polvo en el Pixel 10 Pro Fold. El modelo base ahora incluye teleobjetivo, algo raro en este segmento, aunque a cambio la cámara principal es inferior a la del modelo anterior. Fuera de eso, las diferencias son mínimas.
En el uso diario, las funciones de IA llaman la atención el primer día, pero pronto se olvidan. Lo que queda es un teléfono correcto, pero poco emocionante, con un rendimiento decente y la misma batería limitada de siempre.
La pregunta es inevitable: ¿realmente Google innova con el Pixel 10 o simplemente vende el mismo dispositivo con otro envoltorio y mucho discurso de IA? Para los seguidores de la marca, nunca fue tan difícil distinguir entre avance real y puro marketing.