Google quiere hacernos creer que el Pixel 10 es el gran salto en smartphones – incluso recurrió a Jimmy Fallon para darle espectáculo al lanzamiento. Pero si miramos más allá de la publicidad, la realidad es otra: el Pixel 10 es prácticamente un Pixel 9 con maquillaje nuevo.
El problema del copia y pega
A simple vista, el Pixel 10 es casi idéntico al Pixel 9. 
La mayoría de componentes se repiten, y en el modelo base la cámara incluso empeoró, aunque lo vendan como un avance. Antes, esto habría sido una versión “S” o “Plus”, no un modelo con número nuevo y precio inflado. La innovación quedó en pausa y solo queda el marketing.
Un precio injustificado
Si se reutilizan piezas y líneas de producción, lo lógico sería que el precio bajara. Pero no: el Pixel 10 cuesta lo mismo o más que el anterior. En otras palabras, pagas más por menos cambios, mientras Google engorda sus márgenes. Y cuanto más lo aceptamos, menos esfuerzo ponen en innovar.
La cortina de humo del AI
El gran argumento de venta del Pixel 10 es la inteligencia artificial. Funciones con nombres llamativos como Magic Cue o Camera Coach suenan futuristas, pero la mayoría también llegarán a los Pixel antiguos. Sí, el chip Tensor G5 hace algunas tareas en el propio teléfono, pero la mayoría de funciones requieren conexión. En la práctica, la diferencia es mínima. Más humo publicitario que verdadera revolución.
Opciones que valen más la pena
Si buscas un cambio real, el Pixel 10 no es la respuesta. El iPhone 17 está a la vuelta de la esquina y, aunque Apple repita fórmulas, suele traer mejoras más claras. Samsung prepara el Galaxy S26 con avances grandes en cámara y el Snapdragon más rápido. Y si prefieres seguir con Google, el Pixel 9 con descuento ofrece casi la misma experiencia por mucho menos dinero.
En resumen: comprar el Pixel 10 hoy es premiar la falta de innovación. Y eso abre la puerta a que el Pixel 11 llegue con aún menos novedades.