La nueva familia Google Pixel 10 por fin llega con el rendimiento de almacenamiento que muchos usuarios reclamaban, pero con un detalle: no es para todos los bolsillos. El año pasado, el Pixel 9 se quedó rezagado con UFS 3.1 mientras la competencia ya presumía de UFS 4.0. Ahora, el Pixel 10 lo incorpora, aunque no en todas sus versiones.
Si compras un Pixel 10 o Pixel 10 Pro con 128 GB, seguirás limitado a UFS 3.1.
A partir de 256 GB entra en juego UFS 4.0, que duplica la velocidad de lectura secuencial y aumenta la de escritura en 1,6x. Eso se traduce en instalaciones más rápidas, transferencias casi instantáneas y funciones de IA como Gemini Live o Magic Cue funcionando con más fluidez. Vale la pena el salto si piensas usar tu teléfono a fondo.
Pero el verdadero nivel premium lo marcan los Pixel 10 Pro y Pro XL con 512 GB o 1 TB, que estrenan ZUFS 4.0, la memoria de zonas desarrollada por SK Hynix. Esta tecnología organiza los datos en diferentes zonas para aumentar la velocidad y alargar la vida útil. Según la compañía, las apps se abren hasta un 45 % más rápido y el desgaste del chip se reduce en un 40 %. No es solo potencia: también es durabilidad.
Eso sí, la mejora se paga. El Pixel 10 Pro con 128 GB (UFS 3.1) cuesta 999 dólares. Con 256 GB y UFS 4.0 sube a 1.099 dólares. El ZUFS empieza en 1.219 dólares para 512 GB y llega a 1.449 dólares en el de 1 TB. El Pro XL alcanza hasta 1.549 dólares. La pregunta es clara: ¿vale la pena gastar más por velocidad o te quedas con lo justo?
En mi experiencia, el espacio sobra la mayoría de las veces. Tuve un Pixel 6 Pro de 512 GB y aún me queda casi la mitad libre. Pero la diferencia en velocidad es otra cosa: entre UFS 3.1 y UFS 4.0 (o ZUFS) la experiencia cambia por completo. Al elegir un Pixel 10, quizá la memoria que escojas importe más que el modelo en sí.
1 comentario
ahora la velocidad es premium, cuando debería ser estándar