Inicio » Sin categorizar » Samsung Galaxy S26: el momento ideal para traer de vuelta el slot microSD

Samsung Galaxy S26: el momento ideal para traer de vuelta el slot microSD

por ytools
0 comentario 0 vistas

Samsung Galaxy S26: el momento ideal para traer de vuelta el slot microSD

Es hora de que el Galaxy S26 recupere el slot microSD

Si llevas unos años siguiendo el mundo Android, seguro te acuerdas de cuando elegir un teléfono pasaba siempre por la misma pregunta: ¿cuánta memoria trae y le puedo meter una microSD? Hoy, en cambio, la mayoría de los gama alta han borrado esa segunda parte de un plumazo. El lector de tarjetas desapareció de los buques insignia y muchos usuarios pasamos por algo muy parecido a las cinco etapas del duelo: primero negación, luego enfado, después intentos de autoengaño, resignación… y ahora, curiosamente, vuelve a aparecer algo que parecía muerto: esperanza.

Esa esperanza tiene un protagonista claro: Samsung. Durante años fue la referencia para los que querían un Android potente, con especificaciones completas y almacenamiento ampliable. Pero a partir del Galaxy S21, la marca decidió cortar por lo sano y eliminar el slot microSD de su serie estrella. Otros fabricantes se sintieron legitimados para hacer lo mismo y el resultado es el panorama actual: si quieres un flagship con microSD, tienes que buscar entre rarezas. Sin embargo, la tecnología ha avanzado, el uso que hacemos del móvil también, y los argumentos que justificaron aquel cambio ya no son tan sólidos como parecían.

El Galaxy S26 llega en el momento perfecto para que Samsung corrija el rumbo. Con estándares nuevos como microSD Express, con su propia experiencia fabricando memoria y con una comunidad de usuarios que lleva años pidiendo más libertad, recuperar el slot ya no sería un gesto nostálgico, sino una decisión lógica y muy estratégica.

Del Galaxy S21 hasta hoy: cómo se expulsó a la microSD de la gama alta

El punto de inflexión fue 2021. La serie Galaxy S21 fue la primera familia de gama alta de Samsung que llegó sin slot microSD. Lo que parecía un experimento se convirtió en norma: ni el S22, ni el S23, ni el S24 han dado marcha atrás. En cuestión de un par de generaciones, un elemento que antes se daba por hecho pasó a ser tratado como un extra prescindible, casi anticuado.

Cuando el jugador más grande del ecosistema Android toma una decisión así, el efecto dominó es inevitable. Muchos competidores interpretaron la jugada como una señal: si incluso Samsung se permite quitar la ranura de expansión y sus ventas siguen fuertes, ¿por qué seguir asumiendo ese coste de diseño y de soporte? Resultado: la expansión por microSD fue desapareciendo en la zona premium del mercado. Hoy, salvo casos muy concretos como algunos Xperia, la combinación flagship + microSD es casi una especie en peligro de extinción.

La ironía es que todo esto ha ocurrido justo cuando más datos generamos. Grabamos vídeo en 4K y 8K, hacemos ráfagas de fotos en RAW, descargamos juegos gigantes, guardamos temporadas enteras de series para ver sin conexión y usamos el móvil como mini ordenador de trabajo. Nunca habíamos necesitado tanto espacio local, y sin embargo las opciones flexibles son cada vez menores, sobre todo en los móviles más caros.

Las excusas oficiales: bonitas en la presentación, débiles en la realidad

Cuando Samsung mató el slot microSD en la familia Galaxy S, llegó acompañada de una batería de argumentos. El primero fue el diseño: cuanto menos cortes y bandejas tenga el chasis, más limpio y moderno luce. El segundo fue el espacio interno: prescindir del lector permite reordenar componentes, ganar unos milímetros para la batería o meter sensores y ópticas más complejos. El tercero, quizá el más técnico, fue el rendimiento: una tarjeta microSD tradicional, usando el viejo estándar UHS, es claramente más lenta que la memoria UFS integrada, y nadie quiere que un gama alta se sienta lastrado por un accesorio barato.

A eso se le sumó el discurso de la resistencia al agua. Cada agujero extra en la carcasa es un posible punto débil a la hora de garantizar un buen nivel de protección IP. En teoría, cuanto menos se abra el chasis, mejor se sella el teléfono. Sobre el papel, todo esto suena razonable. El problema es que, cuando miras el mercado con calma, estos argumentos pierden peso.

Existen numerosos modelos con bandejas híbridas SIM + microSD que conservan un grosor contenido, líneas de diseño actuales y certificaciones de resistencia al agua y al polvo. La propia Samsung lo demuestra en casa con sus Galaxy A, que combinan baterías grandes, cámaras competentes, cuerpos delgados y slot para tarjeta sin convertirse en ladrillos. Si en un móvil de gama media se puede, en un flagship con más margen de precio también.

El único argumento que realmente tenía fuerza hace unos años era el de la velocidad. Pero incluso ese pilar se está agrietando rápidamente con la llegada de microSD Express.

El efecto Galaxy A: cuando el modelo barato te da lo que el caro te niega

Quizá el detalle más incómodo para los propietarios de un Galaxy S reciente es ver lo que ofrecen dispositivos más baratos de la misma marca. El Galaxy A55, por ejemplo, sigue incluyendo una bandeja híbrida capaz de alojar una microSD. Tiene batería generosa, un diseño que recuerda mucho a la gama alta, protección contra agua y polvo y un perfil no precisamente grueso.

Lo mismo pasa con modelos como el Galaxy A16 y otros miembros de la familia A. No son toscos ni anticuados, pero sí preservan algo que muchos usuarios consideran básico: la posibilidad de ampliar el almacenamiento cuando haga falta, sin cambiar de móvil. Si te quedas corto, compras una tarjeta más grande, copias tus datos y listo.

En cambio, quien se compra un Galaxy S Ultra y opta por la versión de menor capacidad para no disparar el presupuesto, corre el riesgo de encontrarse con el espacio al límite uno o dos años después. Y ahí ya no hay plan B: o pagas por un modelo superior nuevo o entras en el círculo de borrar, subir a la nube, volver a borrar… difícil vender eso como experiencia "premium" cuando un gama media de tu propia marca lo resuelve con una ranura de pocos milímetros.

microSD Express: el mito de las tarjetas lentas tiene los días contados

Durante mucho tiempo, el argumento técnico más sólido contra la microSD fue la velocidad. Y es cierto: una tarjeta barata de supermercado no compite con un buen chip UFS 4.0 ni de lejos. Pero el estándar microSD Express ha cambiado las reglas del juego. En lugar de apoyarse en interfaces antiguas, aprovecha PCIe y NVMe, las mismas tecnologías que usan los SSD modernos de portátiles y PCs.

Un buen ejemplo es la tarjeta Samsung P9 microSD Express, pensada entre otras cosas para la futura Nintendo Switch 2 y para dispositivos que necesitan lecturas rápidas. Esta tarjeta promete velocidades de hasta 800 MB/s en lectura secuencial, muy por encima de una microSD UHS-I típica. Estamos hablando de un salto de unas cuatro veces respecto a lo que muchos teléfonos y consolas han usado durante años.

Actualmente, estas tarjetas suelen usar PCIe 3.0 x1, pero la especificación microSD Express contempla el salto a PCIe 4.0, con el que se podría llegar teóricamente a unos 2000 MB/s. Sí, sigue siendo menos que los picos de UFS 4.0 en un Galaxy tope de gama, que ronda los 4200 MB/s en lectura y los 2800 MB/s en escritura. Pero la diferencia ya no es un abismo, sino un escalón razonable.

En el día a día, para grabar vídeo 4K o incluso 8K, almacenar juegos pesados, mover bibliotecas de fotos, música y series o hacer copias rápidas de archivos grandes, un buen microSD Express irá sobrado. El típico "la tarjeta te va a frenar el móvil" empieza a sonar más a excusa de hace diez años que a diagnóstico real de 2025.

Por qué Samsung es la mejor colocada para liderar el regreso del slot

Samsung no es solo el fabricante del Galaxy S; es también uno de los gigantes mundiales en memoria. Produce módulos DRAM, SSD, chips UFS y, por supuesto, tarjetas microSD. Controla la ecuación por los dos lados: el del dispositivo y el del soporte extraíble. Eso la coloca en una posición privilegiada para implementar un microSD Express realmente bien integrado en un futuro Galaxy S26.

Por un lado, ya tiene en marcha líneas de producción de smartphones con slot microSD gracias a la serie A. Por otro, ya comercializa tarjetas rápidas como la P9, con controladores y firmwares optimizados por la propia marca. Y, para rematar, microSD Express es retrocompatible: cualquier tarjeta antigua seguirá funcionando, aunque no pueda exprimir las nuevas velocidades.

Desde el punto de vista del marketing, el potencial es enorme. Imagina una presentación del Galaxy S26 donde, además de presumir de cámaras y de procesador, Samsung anuncia que es el primer gran flagship con soporte completo para microSD Express. Podría lanzar packs con tarjeta incluida, ediciones especiales para creadores de contenido, campañas centradas en la libertad de almacenamiento y en la vida útil prolongada del dispositivo. Es exactamente el tipo de mensaje que los usuarios más exigentes llevan tiempo esperando oír.

El verdadero problema no es técnico: es el negocio del almacenamiento

Si la ingeniería, el diseño y las certificaciones ya no son un muro infranqueable, ¿qué frena a Samsung? La respuesta incómoda está en la hoja de cálculo. Las versiones con más almacenamiento interno son una de las formas más fáciles de subir el precio de venta. El coste real de fabricar un modelo con 256 GB, 512 GB o 1 TB no crece al mismo ritmo que la diferencia de precio que paga el usuario.

Si el Galaxy S26 tuviera slot microSD Express y el modelo base llegara con 256 GB, muchos compradores se quedarían con esa versión y añadirían una tarjeta rápida por su cuenta. Los precios de la propia P9 son ilustrativos: en torno a 54 dólares para 256 GB y 99 dólares para 512 GB. Combinando un S26 de entrada con una de estas tarjetas, puedes igualar o superar la capacidad del modelo de gama más alta por bastante menos dinero.

Para el usuario es una jugada redonda: más flexibilidad, menos gasto. Para el fabricante, en cambio, supone renunciar a una parte importante del margen que hoy proviene de esas configuraciones "Pro" de 512 GB o 1 TB. De ahí que el slot haya desaparecido primero donde más rentable resulta vender memoria interna y se haya mantenido en gamas donde la elasticidad de precio es menor. Recuperarlo en el Galaxy S26 sería, sobre todo, una declaración de prioridades.

Por qué en 2025 una microSD sigue teniendo todo el sentido del mundo

Quienes defienden un futuro sin slots suelen resumirlo en una frase: "para eso está la nube". Pero la realidad es bastante más matizada. En muchos países, las tarifas de datos siguen siendo caras, las franquicias tienen límite y el roaming puede convertir un simple backup en un susto en la factura. El Wi-Fi tampoco es sinónimo de estabilidad: hoteles saturados, aeropuertos, trenes, zonas rurales… depender siempre de la nube no es tan idílico como parece en un anuncio.

A esto se suma la preocupación creciente por la privacidad y el control sobre tus propios datos. No todo el mundo quiere que todas sus fotos, vídeos familiares, documentos de trabajo y archivos delicados estén únicamente en manos de terceros. Un soporte físico que puedas sacar del móvil, guardar en una caja fuerte o entregar directamente a otra persona sigue teniendo un valor muy real.

Además está el perfil de creador: youtubers, streamers, periodistas móviles, fotógrafos, videógrafos, gamers que graban partidas… Para todos ellos, un Galaxy S26 con microSD Express significaría poder grabar en la calle, retirar la tarjeta, pasar el material al portátil o a otro dispositivo en segundos, sin depender de cables, de subidas eternas o de redes impredecibles.

El Galaxy S26 como oportunidad para reconectar con los usuarios más exigentes

Durante años, la serie Galaxy S fue sinónimo de libertad: batería extraíble, microSD, mil ajustes de software y muchas posibilidades de personalización. Con el tiempo, fue evolucionando hacia algo más pulido, más uniforme, pero también más cerrado. Una parte de la comunidad entusiasta decidió aguantar con modelos antiguos con slot; otra se fue a marcas que todavía apuestan por características más "frikis".

Si Samsung aprovecha el lanzamiento del Galaxy S26 para reintroducir la expansión por tarjeta, especialmente con soporte moderno a microSD Express, estaría mandando un mensaje claro: premium no es solo cristal, metal y marketing, también es respetar la manera en que cada usuario quiere usar su dispositivo a largo plazo. Podría hacerlo solo en la variante Ultra, o lanzar una edición especial orientada a creadores de contenido, o extender el slot a toda la familia S26. La fórmula exacta es lo de menos; lo importante es el gesto.

Para quienes planean quedarse con el mismo móvil tres, cuatro o cinco años, saber que podrán ampliar el espacio cuando lo necesiten es casi tan valioso como tener la mejor cámara del mercado. Y para Samsung sería una forma de recuperar el aura de marca que escucha a su base de fans en lugar de decidir por ellos qué necesitan.

Un slot pequeño, un mensaje enorme

Al final, el debate sobre el microSD en el Galaxy S26 va mucho más allá de unos cuantos gigas extra. Habla de cómo entiende Samsung la relación con sus usuarios. Volver a ofrecer un slot, ahora con velocidades microSD Express, sería decirle a la gente: si quieres depender de la nube, perfecto; si prefieres guardar tus datos localmente y ampliar la memoria a tu manera, también.

Con la tecnología actual, con el precedente de la serie A y con la capacidad propia de Samsung en el mundo de la memoria, los viejos argumentos contra la ranura se quedan cortos. Lo que queda es una decisión pura de estrategia: maximizar el negocio de las configuraciones de almacenamiento, o reforzar la lealtad de una comunidad que lleva años pidiendo exactamente esto.

Muchos usuarios de Galaxy ya tienen clara su respuesta. Ahora falta por ver si el Galaxy S26 será la generación en la que esa esperanza se convierta por fin en realidad y ese pequeño rectángulo para una tarjeta vuelva a ser uno de los detalles que diferencian a un Galaxy verdaderamente completo de uno que solo lo es sobre el papel.

También te puede interesar

Deja un comentario