Intel sigue luchando por consolidarse como un actor relevante en el negocio global de foundries, pero aún no logra convencer a clientes clave como Qualcomm. En una entrevista con Bloomberg, el CEO de Qualcomm, Cristiano Amon, fue claro: los procesos actuales de fabricación de Intel no cumplen con los exigentes estándares que la compañía necesita para sus procesadores móviles.
Sin embargo, no cerró la puerta a futuro, dejando en claro que una colaboración podría darse si Intel logra demostrar mayor madurez tecnológica.
El gran foco está puesto en el esperado nodo 18A. Intel planea estrenarlo con los procesadores Panther Lake, que no solo serán vitales para su propia hoja de ruta, sino también para demostrar al mercado que la empresa puede volver a competir con los líderes del sector. Conseguir un contrato con Qualcomm sería un triunfo enorme, tanto financiero como simbólico. Aun así, según Amon, las soluciones que Intel ofrece hoy no alcanzan el nivel de rendimiento y eficiencia que demanda un mercado tan competitivo como el de los smartphones.
Por ahora, Qualcomm mantiene su confianza en TSMC y Samsung, empresas que llevan años marcando el ritmo de la innovación y produciendo chips de vanguardia con procesos confiables y altos rendimientos. Este escenario deja claro cuánto le falta todavía a Intel: no bastan las promesas, necesita probar que puede ofrecer consistencia, escalabilidad y calidad al nivel de sus rivales asiáticos.
Los próximos años serán decisivos para Intel. Su CEO, Pat Gelsinger, insiste en que el futuro de la compañía depende de recuperar credibilidad en el negocio de la fabricación de semiconductores. Al mismo tiempo, voces influyentes como la de Lip-Bu Tan advierten que ya no hay margen para gastos sin resultados claros. Si los procesos 18A y más adelante 14A no logran generar confianza, Intel podría verse obligada a replantear sus ambiciones más grandes.
Todo apunta ahora a Panther Lake. Si estos chips cumplen con las expectativas y se ponen a la altura de TSMC y Samsung, Intel podría cambiar el rumbo de su historia y convertirse en una opción real para Qualcomm. Pero si fracasa, el riesgo es consolidar la percepción de que la compañía nunca alcanzará a sus competidores asiáticos. Para Qualcomm, la visión es pragmática: hoy Intel no es opción, pero sería positivo que lo fuera en el futuro, porque más competencia beneficia a toda la industria.