Cuando en 2006 se emitió el episodio navideño “Benihana Christmas” de The Office, muchos lo celebraron como un clásico instantáneo de la comedia incómoda que definió a la serie.
Sin embargo, casi veinte años después, esa misma trama genera debates sobre los límites del humor y cómo han cambiado las sensibilidades culturales. Rainn Wilson, quien interpretó a Dwight Schrute, confesó recientemente que si esa historia se hiciera hoy, tendría que ser muy distinta.
En el capítulo, Michael Scott (Steve Carell) invita a unas meseras de un restaurante Benihana a la fiesta de Navidad en la oficina. La escena más polémica llega cuando Michael marca a una de ellas con un plumón para no confundirla con la otra. En aquel entonces, la broma se entendía como una muestra de su total torpeza social, no como un ataque directo a las mujeres. Pero Wilson admite que hoy le resulta “impactante y vergonzoso” y explicó en el pódcast The Last Laugh que el programa estaba lleno de personajes “sexistas, racistas y desubicados”, un reflejo – según él – de Estados Unidos en esa época.
Los defensores del episodio insisten en que la burla siempre fue contra Michael, un jefe desesperado por agradar que no entendía los límites básicos. No obstante, Kat Ahn, la actriz que interpretó a una de las meseras, criticó años después que la trama reforzaba el estereotipo de que “todos los asiáticos son iguales” y recordó que se sintió reducida a un chiste sin personalidad ni individualidad.
Sus palabras coinciden con las de Jenna Fischer y Angela Kinsey, quienes señalaron en su pódcast Office Ladies que hoy ningún guionista de una serie mainstream se atrevería a escribir algo similar. Y no porque en 2006 los creadores quisieran ofender, sino porque el contexto era otro: sin redes sociales masivas ni “cancelaciones” virales, la comedia tenía más margen para arriesgarse. Lo cierto es que, pese a la polémica, “Benihana Christmas” se convirtió en un episodio querido por los fans y un ejemplo de cómo la serie caminaba al filo entre lo ofensivo y lo brillante.
El contexto, sin embargo, cambia la percepción. Lo que antes parecía sátira absurda, hoy se ve como un golpe doloroso para quienes se reconocen en esos estereotipos. Para algunos, es un avance cultural; para otros, el fin del humor irreverente. Al final, Michael Scott nunca fue un héroe: sus comentarios racistas o sexistas surgían de la ignorancia y la inseguridad, y esa contradicción era lo que lo volvía gracioso. Su evolución como personaje sólo funcionaba porque el público entendía que reírse de él era reírse de su estupidez, no de las minorías que quedaban en medio.
La controversia sobre “Benihana Christmas” muestra que la comedia no existe en el vacío: cambia con la sociedad. Rainn Wilson lo reconoce con franqueza: The Office sigue siendo un clásico, pero si alguien intentara hacer hoy esa misma historia, debería dejar muy claro que la broma se burla de la ignorancia del jefe y no de las mujeres en pantalla.
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south park aún hace cosas peores y sigue al aire