
Pixel 10 rompe su techo en EE. UU. mientras el iPhone 17 también arrasa: así se movió un mercado “maduro”
El mercado estadounidense de smartphones rara vez sorprende: mucha financiación, rotación lenta y cuotas que se mueven a décimas. Por eso septiembre de 2025 fue distinto. El North America Handset Channel Share Tracker de Counterpoint registró un salto interanual del 28% en las ventas de Pixel y marcó para Google el mejor mes de su historia en Estados Unidos. La efervescencia coincidió, además, con el lanzamiento de la familia iPhone 17, que como siempre disparó el tráfico en tiendas y encendió la competencia en la gama alta.
El mérito no recae en un único modelo, sino en un engranaje que encaja. El Pixel 9a, veterano pero todavía atractivo en precio, siguió tirando del carro; sin embargo, la locomotora fue la serie Pixel 10, con el Pixel 10 Pro XL en el escaparate. La campaña fue omnipresente y martilló una idea: la integración profunda de Gemini. No se trató de una lista de funciones para el folleto, sino de casos cotidianos que el usuario nota al instante: cámara asistida por IA, transcripción y traducción en tiempo real, ayudas contextuales y procesamiento en el propio dispositivo para ganar velocidad y privacidad.
Los números cuentan la película en el segmento que más duele: por encima de los 600 dólares. La cuota de Google pasó de un testimonial 0,1% en septiembre de 2022 a 6,1% en septiembre de 2025. Visto por operador, el salto es todavía más claro: alrededor de 6,5% en T-Mobile y 7,0% en Verizon, mientras AT&T resiste con un 2,3% aproximado. No es magia; son palancas terrenales: promociones agresivas, ubicación en tienda, incentivos al vendedor, y trade-ins que mejoran la matemática del “cuánto pago al mes”.
El tono de la comunicación también hizo su parte. Google le habló sin rodeos al usuario de iPhone con anuncios burlones – la comparación del iPhone con helado de vainilla se volvió meme – y colocó a Pixel como la opción con “más sabores”. Te puede gustar o no, pero cumplió su objetivo: que el indeciso cogiera el demo y preguntara precio. A partir de ahí entra la financiación: créditos en factura, cuotas muy bajas y valor de recompra alto. Cuando el precio de lista deja de intimidar y solo ves 20–30 dólares mensuales, el “quizá” se convierte en “me lo llevo”. Y no olvidemos el factor moda: el teléfono también es identidad.
Ahora bien, un mes récord invita a mirar con lupa. En foros y redes aparecieron reportes de calentamiento bajo carga sostenida y de autonomía inconsistente en ciertas variantes del Pixel 10. Las comparaciones con el Galaxy S25 Ultra en pruebas de batería no fueron amables. No es la experiencia de todos – las actualizaciones de software suelen limar aristas – , pero sí es relevante para quien graba mucho vídeo, juega o vive pegado al 5G. Paralelamente, parte de la comunidad que prioriza privacidad sigue viendo a los Pixel 7/8/9 como terreno estable para proyectos como GrapheneOS, hoy a mejor precio y con software curtido.
El contexto importa. Esta escalada es, sobre todo, un fenómeno estadounidense: se alimenta de subsidios de operadores, de una narrativa de IA que resuena localmente y del “efecto halo” que el estreno del iPhone 17 genera en las tiendas. No significa que Samsung o Motorola se vayan del mapa; el primero conserva músculo y el segundo padece más por la fatiga del usuario ante bloatware y preinstalaciones. En ese hueco, la propuesta limpia de Pixel – Android ordenado, parches rápidos, mayor control – suena fresca.
En el horizonte cercano asoma el Pixel 10a, previsto para inicios de 2026. Lo que dejan entrever los renders basados en CAD y los rumores constantes no es un giro estético, sino continuidad: diseño sobrio, biseles marcados, tapa trasera de plástico y pantalla de 6,2 pulgadas. Las dimensiones que se barajan rondan 153,9 × 72,9 × 9 mm. Dentro, un Tensor G4 emparentado con el del 9a pero a mayor frecuencia, batería de 5.100 mAh o más y un precio que rondaría los 499 dólares. Es una apuesta sensata: priorizar autonomía, resistencia y coste/beneficio para consolidar base mientras el buque insignia cuenta la historia de la IA.
La lectura estratégica es clara. En un mercado “maduro” todavía se puede comprar atención si alineas las palancas correctas: operadoras, publicidad con personalidad y una promesa de IA que tenga consecuencias reales en el día a día. Convertir el pico en tendencia exige, eso sí, pulir térmicas y consumo en los modelos top sin diluir las ventajas históricas del Pixel. Si el 10a llega con la batería prometida y un precio terrenal, Google tendrá un uno-dos convincente: escaparate arriba, volumen abajo. Por ahora, el marcador es simple: el iPhone 17 vende, el Pixel 10 vende, y el comprador estadounidense elige tanto por utilidad como por estilo.