El nuevo iPhone 17 Pro ya está en manos de los primeros analistas y, como siempre que Apple se sale del guion, ha generado debate inmediato. Esta vez la compañía no se limitó a pequeños retoques: decidió volver al aluminio, un material que llevaba años ausente en sus modelos más premium.
Y esa decisión afecta a todo: desde el peso hasta la disipación de calor y la sensación al sujetarlo.
Un repaso rápido: el iPhone 14 Pro en acero inoxidable pesaba 206 g; el iPhone 15 Pro en titanio bajó a 187 g; el 16 Pro Max volvió a subir a 199 g. Ahora, con el iPhone 17 Pro en aluminio, el peso regresa a los 206 g. El dispositivo también creció un poco en dimensiones, casi imperceptible en cifras, pero claro en la mano. Es otra vez uno de los móviles de 6,3” más pesados de su gama.
Pero la elección del aluminio tiene lógica: este metal conduce el calor mucho mejor que el titanio. Sumado a la nueva cámara de vapor integrada en el Apple A19 Pro, la promesa es clara: un rendimiento más constante, sin bajones al jugar, grabar en 4K o usar funciones de IA. Apple por fin parece ponerse seria en un apartado en el que muchos Android le llevaban ventaja.
En cuanto al diseño, el iPhone 17 Pro divide opiniones. La trasera combina dos tonos: nuestra unidad Deep Blue luce una ventana de Ceramic Shield muy visible, junto a un módulo de cámaras que ahora ocupa todo el ancho. Es, sin duda, la parte trasera más recargada que ha tenido un iPhone. A algunos les parecerá elegante, a otros excesiva. Lo que está claro es que Apple no quiso ser discreta este año.
La parte frontal también mejora. El nuevo Ceramic Shield es tres veces más resistente a rayones (nivel 5 en Mohs) y cuatro veces más difícil de romper. Además, añade un recubrimiento antirreflejo, hasta ahora reservado a los iPad Pro con vidrio nano-etch. Y con un brillo máximo de 3.000 nits (antes 2.000), la pantalla es mucho más legible bajo sol directo. Apple, por fin, alcanza a los Samsung Ultra en este apartado – y puede que los supere.
Las cámaras no se quedan atrás. El teleobjetivo sube a 48 MP, aunque con una lente más corta: 100 mm frente a los 120 mm del año pasado. Para compensar, Apple añade zoom interno hasta 8x/200 mm. Así, el usuario tiene modos 1x, 2x, 4x y 8x sin pérdidas, una configuración muy versátil. La cámara frontal Center Stage adopta un sensor cuadrado de 18 MP que amplía el encuadre cuando entra más gente en escena. Y estrena Dual Capture: graba con la trasera y la frontal al mismo tiempo, en formato picture-in-picture. No es novedad en Android, pero Apple lo implementa con un nivel de pulido que gustará a vloggers y creadores.
El apartado de carga, en cambio, trae polémica. Ahora es compatible con carga rápida AVS, pero Apple no incluye el cargador. En la caja solo viene el cable USB-C. Si tu cargador PPS de 65 W funciona, perfecto; si no, la marca vende su propio adaptador AVS por 40 dólares. Y no deja de ser irónico: hace unos años Apple eliminó los cargadores asegurando que “ya tenías varios en casa”.
La batería también crece: +406 mAh en el modelo con nano-SIM y +670 mAh en la versión solo eSIM, según región. Habrá que comprobar la autonomía real, pero los números prometen más horas de uso incluso con pantalla más brillante y procesador más exigente.
El balance inicial del iPhone 17 Pro es contradictorio: más pesado, pero mejor refrigerado; atrevido en diseño, pero divisivo; con carga más rápida, pero obligándote a gastar más. Aun así, es uno de los lanzamientos más interesantes de Apple en los últimos años. La empresa refuerza lo conocido – Ceramic Shield, trucos de cámara – y se atreve con lo nuevo – aluminio, cámara de vapor. Un iPhone que arriesga, en lugar de repetir.
Las primeras impresiones son claras: Apple este año no jugó a lo seguro. El iPhone 17 Pro es más brillante, más robusto y más llamativo que sus antecesores. Si pasará a la historia como un referente, como lo fue el iPhone 14 Pro, o si quedará como un modelo de transición, lo sabremos con el tiempo. Pronto llegarán pruebas a fondo de autonomía, cámaras y rendimiento.