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RTX 5090 y el conector de 16 pines reforzado: la importancia de usar pines más gruesos

por ytools
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RTX 5090 y el conector de 16 pines reforzado: la importancia de usar pines más gruesos

RTX 5090 y el conector de 16 pines que se derrite: por qué pines más gruesos pueden salvar tu GPU

El tema de los conectores de 16 pines que se derriten en las gráficas más potentes de NVIDIA se ha convertido casi en meme dentro del mundo del PC gaming. Empezó con la serie RTX 40, pero la polémica no se quedó ahí: con la llegada de la RTX 5090 y el resto de la familia RTX 50, han vuelto las fotos de plásticos quemados, cables chamuscados y adaptadores medio derretidos. Y claro, cuando una tarjeta que cuesta lo que un buen portátil corre el riesgo de morir por culpa de un conector, la paciencia de los entusiastas se agota rápido.

En ese contexto, ha llamado mucho la atención el trabajo de una técnica de reparación en China. A su mesa llegó una ROG Astral RTX 5090 con el conector de 16 pines en la propia tarjeta claramente dañado: plástico deformado, zonas ennegrecidas y signos claros de sobrecalentamiento. En lugar de montar otro conector idéntico y cruzar los dedos, decidió probar algo distinto: sustituyó el conector original por uno con pines visiblemente más gruesos. A partir de ahí, las temperaturas cambiaron de forma radical.

Por qué se derrite el conector de 16 pines

El conector de 16 pines (12VHPWR / 12V-2×6) está pensado para alimentar auténticos monstruos de consumo. Una RTX 5090 puede llegar fácilmente a unos 600 W en carga máxima. Eso se traduce en alrededor de 9,2 A por pin y unos 55 A en total pasando por el mismo conector. Sobre el papel, mientras todos los pines hagan buen contacto, el diseño aguanta. El problema es que los PCs de verdad no viven en un mundo ideal.

Basta con que algunos pines no asienten bien: un conector que no entra hasta el fondo, un cable demasiado rígido tirando hacia abajo, una ligera holgura en la carcasa o tolerancias de fabricación poco afortunadas. Cuando eso ocurre, la corriente deja de repartirse de forma uniforme y se concentra en los pines que sí tienen buen contacto. En esos puntos la densidad de corriente se dispara, la temperatura sube mucho más de lo previsto y el plástico alrededor empieza a ablandarse hasta terminar quemado o derretido.

Parches de marketing, mismo problema de fondo

Los fabricantes han intentado calmar las aguas con pequeños cambios: conectores con marcas de color para indicar hasta dónde hay que insertar el cable, avisos en grande en la caja, adaptadores rediseñados, sutiles retoques en la carcasa plástica. Todo eso puede ayudar a reducir errores graves de montaje, pero no resuelve el núcleo del problema: un diseño de contacto demasiado delicado para el nivel de potencia que se le exige.

Justo ahí es donde el enfoque de la técnica china resulta interesante. En vez de seguir repitiendo que es culpa del usuario, atacó el punto crítico del sistema: la propia geometría y superficie de los pines metálicos que llevan la corriente.

Así se salvó la ROG Astral RTX 5090

La ROG Astral RTX 5090 que llegó al taller tenía el típico perfil de caso grave: conector de 16 pines medio derretido, zona ennegrecida en el PCB y restos de plástico quemado entre los contactos. La técnica desoldó el conector dañado y colocó en su lugar un nuevo modelo con pines mucho más gruesos y sólidos. Es decir, no se limitó a cambiar la carcasa, sino que reforzó el corazón eléctrico de la conexión.

Tras la reparación, sometió la RTX 5090 a una prueba de estrés rondando los 600 W de consumo sostenido. Durante el test, monitorizó la temperatura en la zona del conector. El resultado fue un valor estable en torno a los 45 °C. Si lo comparamos con casos en los que se han medido temperaturas por encima de los 100 °C, e incluso cerca de los 150 °C en diseños problemáticos, el cambio no es un detalle menor: es la diferencia entre un componente que trabaja cómodo y uno que está al borde del fallo catastrófico.

Pines más gruesos, menos resistencia y mejor contacto

La explicación técnica es bastante directa. Un pin más grueso tiene mayor sección y, por tanto, menor resistencia eléctrica. Si bajamos la resistencia, reducimos el calor generado al transportar la misma corriente. Pero ahí no termina la historia: un pin más robusto suele ofrecer también un contacto mecánico más estable. Ocupa mejor el hueco del conector hembra, compensa pequeñas holguras y reduce los pequeños puntos de mal contacto donde se concentran chispas y calor.

En la práctica eso significa un conector mucho más tolerante con las condiciones reales dentro de un PC: cables algo doblados, vibraciones del chasis, ensamblajes no perfectos. En lugar de crear microzonas con resistencia altísima que actúan como un soldador, el conector reforzado reparte mejor la carga y mantiene las temperaturas bajo control.

¿Y los adaptadores de siempre?

Según comenta la propia técnica, este diseño con pines más gruesos se comporta mejor incluso cuando la gráfica se alimenta mediante adaptadores, esos famosos cables de 3× 8 pines a 16 pines que tantos sustos han dado. Aun así, su recomendación es clara: si puedes evitar adaptadores, mejor. Cada pieza intermedia añade otro punto de contacto, otro posible fallo y otro lugar donde el calor puede acumularse.

El escenario ideal sigue siendo una fuente moderna y de calidad con cable de 16 pines nativo, sin conversiones de por medio, y en la tarjeta un conector con pines reforzados, pensado para las corrientes que manejan las RTX de gama alta actuales. Menos inventos, menos sorpresas.

Menos excusas de usuario, más responsabilidad de diseño

Una de las cosas que más ha molestado a la comunidad es la facilidad con la que muchos casos se han etiquetado como «error del usuario». Por supuesto, se puede empeorar cualquier situación forzando el cable, doblando el conector en ángulos imposibles o montando el PC con prisas. Pero cuando un pequeño despiste al enchufar el cable puede terminar en una GPU de cuatro cifras arruinada, ya no hablamos sólo de torpeza, sino de un estándar demasiado frágil.

Con pines más gruesos y contactos más estables, el conector de 16 pines se vuelve mucho más resistente al uso real. Disminuyen las devoluciones, bajan los casos extremos que se viralizan en redes y pierde fuerza la idea de que todo es culpa del que montó el equipo. La experiencia de este taller en China apunta a algo sencillo: al reforzar el propio conector, la frecuencia de incidentes graves se desploma.

Lo que viene para la serie RTX 50

Todo indica que el conector de 16 pines seguirá acompañando a la serie RTX 50, incluida la RTX 5090. No parece que Nvidia vaya a abandonar este estándar a corto plazo, así que el margen de mejora está en la implementación. Eso pasa por que ensambladores de GPUs y fabricantes de fuentes adopten de fábrica conectores con pines más gruesos y robustos en lugar de seguir reciclando las primeras versiones más delicadas.

Quien invierte en hardware de gama alta no debería elegir entre rendimiento extremo y seguridad eléctrica básica. El caso de la ROG Astral RTX 5090 demuestra que no hace falta reinventar todo el diseño: basta con aplicar un poco más de ingeniería justo donde más fallos se concentran. Hasta que ese tipo de conectores reforzados se vuelvan estándar, seguirán siendo importantes cosas tan mundanas como encajar el cable hasta el final, evitar dobleces absurdas y desconfiar de adaptadores de calidad dudosa. Pero si la industria se toma en serio la idea de los pines más gruesos, tal vez hablemos mucho menos de conectores derretidos en la próxima generación de GPUs.

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