¿Recuerdas a “Tilly Norwood”? Aquella supuesta actriz que en realidad era una creación digital generada por inteligencia artificial.
Después del escándalo que provocó en Hollywood, Ryan Reynolds decidió responder a su manera: con humor, sarcasmo y un mensaje muy claro sobre lo que significa ser humano en la era de los algoritmos. Su nuevo comercial para Mint Mobile es mucho más que una simple publicidad: es una parodia ingeniosa del auge de las estrellas artificiales.
El actor presentó MINTernet, el nuevo servicio de internet doméstico de Mint Mobile, y para anunciarlo invitó a una actriz real llamada – sí – Tilly Norwood. La broma es evidente: mientras una Tilly fue diseñada por código, la otra respira, ríe y tiene padres de verdad. El comercial juega con esa ironía para lanzar un mensaje divertido pero contundente.
La primera Tilly Norwood fue creada por la empresaria neerlandesa Eline Van der Velden, fundadora de Particle 6 Productions. Ella promocionó a su “actriz virtual” como la próxima Scarlett Johansson y aseguró que su estudio Xicoia ya negociaba con agentes de talento para representar a figuras digitales. Pero la industria reaccionó con furia. Actores y guionistas denunciaron que el uso de rostros y voces humanos sin consentimiento era una invasión y una amenaza directa a su trabajo.
Melissa Barrera, de Scream, escribió: “Espero que todos los actores cuyos agentes apoyen esto los manden al carajo. Qué asco.” Mara Wilson, la eterna Matilda, fue igual de dura: “Han robado los rostros de cientos de mujeres para fabricar a esta ‘actriz’. No son artistas, son ladrones de identidad.” Y Ralph Ineson, de Fantastic Four, fue más breve aún: “F*** off.”
En ese contexto, Reynolds lanzó su spot presentando el MINTernet: conexión 5G para el hogar por solo 30 dólares al mes, usando la red de T-Mobile. En la escena, el actor aparece junto a la verdadera Tilly Norwood. “Todo en Mint Mobile suena irreal”, dice sonriendo. “Pero nuestro nuevo internet sí es real.” Luego le pregunta: “¿Eres real, verdad?”. Ella responde: “Sí, totalmente.” Reynolds insiste: “¿No eres una mezcla generada por IA de varios actores?”. Y ella, con picardía, contesta: “Soy una mezcla de mis padres.”
El remate llega con la voz en off: el servicio solo está disponible para “organismos basados en carbono”. La inteligencia artificial queda excluida. “¿Y para qué querrían internet de todos modos?”, se burla Reynolds. “Mejor no respondan.”
Más allá de la broma, el mensaje es claro. Reynolds, que además de actor es empresario y uno de los dueños de Mint Mobile, usa su humor para expresar una postura firme: la creatividad humana sigue siendo insustituible. En un momento en que la inteligencia artificial se infiltra en cada aspecto del entretenimiento, su comercial se siente como un pequeño acto de resistencia con una sonrisa.
No fue el único en pronunciarse. Betty Gilpin, protagonista de GLOW, escribió una carta abierta a la “actriz digital” publicada en The Hollywood Reporter, donde intentó dialogar con ella, aunque reconoció que es imposible conectar con algo que no siente ni respira. También el sindicato SAG-AFTRA condenó el uso de actores generados por IA y reafirmó su compromiso con la defensa del trabajo humano en la industria.
Por su parte, Van der Velden trató de defender su creación: “Tilly no pretende reemplazar a nadie, es una obra artística, una herramienta para explorar nuevas formas de contar historias.” Según ella, la inteligencia artificial es como el CGI o la animación: un instrumento creativo, no una amenaza. “Crear a Tilly fue un acto de imaginación y técnica, no de sustitución.”
Aun así, muchos en Hollywood no lo ven tan inocente. Temen que el “instrumento” pronto se convierta en una alternativa más barata y rentable que los actores reales. Reynolds, con su característico ingenio, convierte esa preocupación en humor, recordándole al público que la empatía, la presencia y el alma no se pueden programar. Y quizás por eso su mensaje cala más que cualquier discurso serio.