Samsung invertirá más de 50 mil millones de dólares en la producción de chips en Estados Unidos, impulsada por nuevos acuerdos millonarios con Tesla y Apple. 
El gigante surcoreano, que tuvo un papel clave en las recientes negociaciones comerciales entre EE. UU. y Corea del Sur, vuelve a apostar fuerte por el mercado estadounidense tras una etapa de desaceleración en su negocio de semiconductores.
Su moderna planta en Taylor, Texas -en construcción desde las primeras ayudas del CHIPS Act- abrirá finalmente a finales de octubre. El año pasado, las inversiones de Samsung en EE. UU. cayeron a 37 mil millones de dólares debido a la menor demanda de chips, pero los incentivos gubernamentales y los nuevos acuerdos estratégicos han devuelto el impulso a la compañía.
El plan incluye líneas de producción de 2 nm y un centro especializado en empaquetado avanzado. Con ello, Samsung busca reforzar su posición frente a TSMC y ofrecer a las empresas estadounidenses una segunda fuente de suministro para reducir riesgos en la cadena logística.
El aumento de inversión viene respaldado por colaboraciones de alto perfil: Samsung fabricará los chips AI6 de próxima generación para Tesla utilizando su proceso de 2 nm y producirá sensores de imagen para Apple en Texas. Estos contratos no solo fortalecen la relación con gigantes tecnológicos de EE. UU., sino que también ayudan a evitar altos aranceles sobre la importación de semiconductores.
Con el inicio de producción previsto para octubre, Samsung quiere consolidarse como el segundo mayor fabricante de chips en Estados Unidos, reducir pérdidas en su división de fundición y reforzar su papel como actor clave en la infraestructura tecnológica del país.