El Samsung Galaxy S26 Edge vuelve a estar en el centro de la polémica tras la filtración de nuevos renders en CAD que confirman un diseño bastante extraño. 
La compañía surcoreana siempre ha intentado diferenciarse con decisiones atrevidas, pero esta vez el enorme módulo de cámaras está generando más críticas que entusiasmo.
Según los datos filtrados por OnLeaks, el teléfono mide 158,4 x 75,7 x 5,5 mm, lo que lo hace un poco más delgado que el Galaxy S25 Edge. El problema es que esa cifra no incluye la protuberancia de las cámaras. Con el módulo, el grosor total sube a 10,8 mm, ocupando casi todo el ancho de la parte trasera. Un diseño que muchos usuarios consideran torpe y difícil de justificar.
La explicación más obvia podría estar en la batería, que sube de 3.900 mAh a 4.200 mAh. Una mejora, sí, pero bastante modesta si se compara con el sacrificio estético. Mientras tanto, otros fabricantes están apostando por celdas más avanzadas y diseños más finos, lo que deja a Samsung en una posición complicada frente a la competencia.
El S26 Edge también integrará imanes para el estándar Qi2, lo que permitirá mejor alineación en la carga inalámbrica y accesorios magnéticos. El inconveniente es que, según los renders, el círculo de imanes queda peligrosamente cerca del enorme bloque de cámaras, lo que podría complicar el desarrollo de fundas y complementos.
En el frontal no hay cambios importantes: la pantalla sigue siendo de 6,7 pulgadas y, dado el parecido en dimensiones con el modelo anterior, se esperan biseles igual de reducidos. En cuanto al hardware, en Estados Unidos llegaría con el Snapdragon 8 Elite 2, mientras que otras regiones podrían recibir el Exynos 2600. Una vez más, esta estrategia de dividir chipsets genera debates, ya que muchos usuarios llevan años criticando las diferencias de rendimiento.
Respecto a las cámaras, se habla de un nuevo sensor ultra gran angular de 50 MP. Pero pese al tamaño descomunal del módulo, no se añadirá una tercera lente. Esa contradicción ha sido uno de los puntos más criticados: si el teléfono es más grueso, los usuarios esperaban un salto mucho mayor en fotografía. Para algunos, Samsung simplemente sigue los pasos de Apple y de varias marcas chinas, lo que resulta irónico después de haber ridiculizado a sus rivales por elecciones de diseño similares.
En resumen, el Galaxy S26 Edge parece un movimiento arriesgado. Una batería ligeramente mayor, soporte para Qi2 y un único cambio en la cámara difícilmente basten para compensar un diseño tan controvertido. Si detrás de ese gigantesco bloque no hay un sensor revolucionario, este Edge podría pasar a la historia como uno de los modelos más polémicos de la serie.