Samsung estaría planeando un acercamiento estratégico con Intel, y todo apunta a que se trata menos de tecnología y más de política. Con el presidente Trump apoyando públicamente a la compañía estadounidense – e incluso con el gobierno comprando una participación en ella – , para la firma surcoreana una alianza con “Team Blue” puede ser la vía para ganar puntos en Washington y esquivar posibles aranceles.
Eso no significa que Samsung vaya a renunciar a sus propios planes. 
La planta en Taylor, Texas, sigue adelante con el objetivo de producir chips de 2 nm. Pero la cooperación con Intel podría concentrarse en áreas complementarias como las tecnologías de empaquetado. Intel ha pausado su proyecto de sustratos de vidrio, mientras que Samsung Electro-Mechanics apuesta fuerte por este campo. Varios ingenieros de Intel ya se han incorporado a las operaciones de Samsung en EE.UU., lo que abre la puerta a una colaboración en la que Intel licencie su conocimiento y Samsung desarrolle soluciones finales.
Aun así, persisten las dudas. El proceso Intel 18A todavía no ha demostrado resultados ni siquiera en productos propios como Panther Lake, lo que hace improbable que Samsung lo adopte pronto. Además, la meta de la compañía sigue siendo mantener su independencia en fabricación, algo que choca con depender de un rival directo. Sin embargo, en el plano político la jugada es evidente: un acuerdo con Intel podría darle a Samsung un respaldo extra en Washington, en un contexto donde los semiconductores son vistos como un activo estratégico nacional.
En resumen: Samsung no necesita tanto los chips de Intel como su influencia política.