Samsung y OpenAI apuestan por el futuro de la IA: memoria avanzada, Stargate y centros de datos flotantes
Samsung ha dejado de ser vista solo como una proveedora de componentes y ahora se posiciona como una socia estratégica en la construcción de la infraestructura que sostendrá a la inteligencia artificial en la próxima década. La compañía coreana firmó una carta de intención con OpenAI que va mucho más allá de un simple contrato comercial: se trata de una alianza que involucra a varias divisiones del conglomerado para levantar una red global de centros de datos de alto rendimiento.
El corazón del acuerdo está en la memoria. Samsung Electronics será la proveedora estratégica de memoria para el proyecto “Stargate” de OpenAI, aportando módulos DRAM de última generación. Este tipo de memoria es vital para alimentar a los clústeres de GPU que entrenan y ejecutan modelos de gran escala. Sin la velocidad y capacidad necesarias, todo el poder de cálculo se desperdicia. Además, Samsung SDS se encargará del diseño y la operación de los nuevos centros de datos y de la comercialización de los servicios empresariales de OpenAI en Corea.
Lo que más ha llamado la atención, sin embargo, es la propuesta de crear centros de datos flotantes. Con el apoyo de Samsung C&T y Samsung Heavy Industries, la idea es montar plataformas marítimas para albergar servidores en el mar. Puede sonar a ciencia ficción, pero tiene lógica: el agua del océano puede usarse para refrigeración, las estructuras pueden ensamblarse en astilleros y transportarse hasta las zonas con mayor demanda, y se reduce la presión sobre terrenos urbanos, cada vez más caros para alojar este tipo de infraestructuras.
Los retos, claro, no son pocos. La salinidad del aire marino acelera la corrosión, las tormentas no respetan acuerdos de servicio y la conexión a redes eléctricas y de datos debe ser absolutamente confiable. Aun así, si la ingeniería resuelve estos problemas, la fórmula puede abaratar costos de enfriamiento y acelerar la expansión de la capacidad de cómputo.
La jugada de Samsung muestra que la competencia en IA no solo depende de crear modelos más grandes o sofisticados, sino también de quién logra desarrollar la infraestructura más robusta y escalable. En lugar de limitarse a vender chips, la empresa se convierte en un socio estructural de OpenAI, lo que la coloca en una posición de mayor influencia en el mercado global.
Para el sector tecnológico, esto supone una competencia más feroz. Google, Microsoft y otros gigantes ya están probando con chips propios y nuevos diseños de centros de datos. Si los centros flotantes demuestran ser viables, las costas con abundante energía y buena conectividad podrían convertirse en los nuevos polos de la infraestructura de IA.
Del lado del consumidor, también habrá impacto. Empresas coreanas tendrán acceso más directo a los servicios de OpenAI gracias a Samsung SDS. Y en cuanto a dispositivos, es probable que los smartphones y electrodomésticos de Samsung se beneficien con asistentes más rápidos y eficientes, capaces de combinar procesamiento local con servicios en la nube.
La gran pregunta es inevitable: ¿está Samsung alejándose de Google? Todo apunta a que no. Android seguirá siendo la base de sus dispositivos, pero la compañía busca más independencia y margen de maniobra. Es diversificación, no ruptura.
Otro tema recurrente es Bixby. Si Samsung logra integrar mejor la IA en el dispositivo con el poder de la nube de OpenAI, su asistente podría transformarse en algo mucho más útil que un simple sistema de comandos de voz: un verdadero gestor inteligente que decide qué se procesa en el teléfono y qué se envía a la nube.
Algunos fanáticos incluso fantasean con un sistema operativo propio de Samsung. Pero lo más realista es que la empresa siga reforzando sus fortalezas: memoria, pantallas, empaquetado de chips y diseño de sistemas. En ese sentido, la alianza con OpenAI encaja perfectamente y acelera la sinergia entre hardware y software.
Lo que queda por ver son los detalles concretos: cuánto capital se destinará a Stargate, cuándo veremos los primeros centros flotantes y cómo se gestionará la energía. Si los benchmarks confirman mejoras en costos y velocidad, esta jugada dejará de ser un titular llamativo para convertirse en el modelo a seguir en la infraestructura de IA de los próximos años.