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La apuesta de 17.000 millones de SpaceX podría redefinir el futuro del iPhone y de la telefonía móvil

por ytools
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SpaceX vuelve a sacudir el tablero global de las telecomunicaciones con una jugada multimillonaria: la compra del espectro de EchoStar por 17.000 millones de dólares. Lejos de ser un simple movimiento para ampliar la cobertura de Starlink, analistas lo interpretan como un paso calculado para presionar a Apple y convertir al iPhone en socio clave de su red satelital.
La apuesta de 17.000 millones de SpaceX podría redefinir el futuro del iPhone y de la telefonía móvil
La noticia ya golpeó a los gigantes de la telefonía móvil y encendió luces de alarma en Wall Street.

El acuerdo asegura 50 MHz de espectro S-band en Estados Unidos y licencias MSS (Mobile Satellite Service) a nivel global. Dichas frecuencias son vitales porque permiten que un teléfono común se conecte directamente a un satélite, sin antenas externas ni hardware adicional. En términos prácticos, esto significa que un usuario con un iPhone o un Android podría acceder a internet vía Starlink desde un desierto, una montaña o incluso en medio del océano.

Según la consultora TMF Associates, el objetivo central de SpaceX es Apple. La firma de Cupertino ya mantiene una alianza con GlobalStar para ofrecer el servicio SOS de emergencia por satélite en los últimos modelos de iPhone. Sin embargo, sus planes de construir una constelación propia avanzan con retrasos y falta de claridad. SpaceX, en contraste, no solo maneja la constelación más grande de satélites de internet del planeta, sino que también controla el mercado de lanzamientos con su flota Falcon. Al quedarse con el espectro, Starlink pasa a ser prácticamente la única opción seria en el emergente mercado de conexiones directas a dispositivos.

La reacción bursátil no se hizo esperar. Verizon y AT&T cayeron un 2,4% cada una, mientras que T-Mobile se desplomó un 3,7%. Esta última es la más golpeada, ya que había anunciado previamente una cooperación con SpaceX para probar llamadas por satélite. Con este movimiento, Musk deja abierta la posibilidad de que Starlink ni siquiera necesite las frecuencias de T-Mobile en el futuro.

No obstante, todo depende de un factor decisivo: el apoyo de los fabricantes de teléfonos. Sin que Apple habilite la compatibilidad, la adopción masiva podría ralentizarse. TMF Associates especula que SpaceX podría ofrecer lanzamientos de satélites de GlobalStar a cambio de que Apple habilite Starlink en sus dispositivos. Eso pondría a la compañía en una encrucijada: continuar apostando por GlobalStar o abrirse a la infraestructura global de SpaceX.

En caso de que Apple se niegue, SpaceX tiene un plan B: lanzar su propio “Starlink Phone”. Sería el primer smartphone con conexión satelital integrada a escala mundial, capaz de funcionar sin torres de telecomunicaciones. Una apuesta arriesgada, pero con un atractivo enorme para viajeros, exploradores y comunidades en áreas sin cobertura tradicional.

El precio pagado refleja la ambición del proyecto. La mitad de los 17.000 millones será financiada con acciones de la propia SpaceX, lo que muestra confianza a largo plazo. Para dimensionar el gasto, la cifra supera incluso el costo de desarrollo del programa Starship, el cohete que debería desplegar la nueva generación de satélites Starlink. Si Starship cumple su promesa de lanzamientos regulares, SpaceX podrá saturar rápidamente el espectro con satélites de alta capacidad.

En su comunicado oficial, la empresa prometió que los satélites de segunda generación ofrecerán 100 veces más capacidad que los actuales. Funcionarán con teléfonos comunes y dispositivos IoT, eliminando de raíz las llamadas “zonas muertas” de cobertura. En la práctica, significará que cualquier persona podrá mandar un mensaje o realizar una llamada desde cualquier punto del planeta con su teléfono habitual.

La conclusión es clara: Apple debe decidir si sigue apostando por GlobalStar o se suma a la infraestructura ya consolidada de Starlink. Para las operadoras clásicas, el reto será reinventarse frente a un modelo en el que los satélites garantizan cobertura universal. Y para SpaceX, este es el paso que la convierte en la columna vertebral de la comunicación móvil del futuro. El juego ha cambiado, y Musk se coloca varios pasos por delante.

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