SpaceX confirmó que una fuga de combustible fue la causa de la explosión del Starship en el vuelo 9, pero la compañía ya apunta al próximo lanzamiento. La Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA) cerró su investigación sobre el incidente de mayo y dio luz verde al vuelo 10, previsto para no antes del 24 de agosto.
Será la pausa más larga entre lanzamientos de Starship desde el intervalo entre los vuelos 4 y 5.
El vuelo 9 fue histórico por ser la primera vez que SpaceX reutilizó un propulsor Super Heavy. La empresa se arriesgó a aterrizarlo con un alto ángulo de ataque, lo que provocó la rotura del tubo de transferencia de combustible. El propulsor se perdió antes de amerizar. La etapa superior también sufrió una fuga poco después de encender sus motores, lo que obligó a cancelar el despliegue de la carga útil y la maniobra prevista en órbita.
Tras reproducir la falla en tierra, SpaceX reforzó y probó los componentes defectuosos. Otro contratiempo fue la explosión de la etapa superior destinada al vuelo 10 durante una prueba en banco, lo que llevó a los ingenieros a construir una plataforma temporal para no retrasar el calendario.
El vuelo 10 será un paso clave, ofreciendo otra oportunidad para validar la segunda generación de la etapa superior. Entre los objetivos están desplegar simuladores de satélites Starlink, realizar una maniobra de propulsión en órbita, intentar una captura con la torre, probar nuevos materiales de losetas térmicas y llevar al límite las aletas inferiores. El propulsor, en cambio, evitará la arriesgada reentrada en ángulo alto y realizará un amerizaje controlado tras varias pruebas de motores y separación de etapas.