SpaceX acaba de lograr un triunfo clave: la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) autorizó oficialmente a la compañía a realizar hasta 120 lanzamientos anuales del Falcon 9 desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida. Tras un extenso análisis ambiental, la agencia concluyó que la ampliación del ritmo de misiones no tendrá impactos significativos sobre el entorno.
Se trata de una decisión histórica que consolida a Cabo Cañaveral como el epicentro operativo de SpaceX y reafirma la fiabilidad de su cohete reutilizable.
El permiso no solo habilita a duplicar la cantidad de lanzamientos, sino que también contempla la construcción de una nueva zona de aterrizaje para las primeras etapas del Falcon 9. La medida responde a la estrategia de SpaceX de priorizar aterrizajes en tierra firme frente a recuperaciones marítimas. A diferencia de los drones-plataforma que dependen de corrientes oceánicas y condiciones climáticas variables, las maniobras terrestres ofrecen mayor previsibilidad y reducen riesgos de retrasos. Según el plan aprobado, la nueva infraestructura permitirá hasta 34 aterrizajes anuales, dando a la empresa mayor flexibilidad para coordinar misiones tripuladas con la NASA.
Aunque el Centro Espacial Kennedy suele acaparar titulares, la vecina base de Cabo Cañaveral se ha convertido en el verdadero caballo de batalla de SpaceX. En 2023, desde allí se ejecutaron 59 misiones, superando el límite original de 50 y elevando el total a 62 gracias a una autorización provisional. En agosto de 2024, el lugar fue escenario de la histórica misión Crew-9, que llevó al astronauta de la NASA Nick Hague y al cosmonauta ruso Aleksandr Gorbunov a la Estación Espacial Internacional. Ese vuelo también marcó un hito al convertir a Hague en el primer miembro activo de la Fuerza Espacial de EE.UU. en viajar al espacio.
Con la aprobación para 120 lanzamientos al año, SpaceX queda en condiciones de acelerar su calendario de misiones. Además de los compromisos con la NASA y socios internacionales, la empresa atenderá la creciente demanda comercial de satélites y servicios orbitales. El dictamen positivo de la FAA refleja que la compañía ha logrado equilibrar un alto nivel de actividad con medidas de mitigación ambiental, desde el control del ruido hasta la protección de la fauna local.
La decisión también incluye autorización para realizar hasta 40 pruebas estáticas de motores al año en Cabo Cañaveral. Estas pruebas consisten en encender los motores del Falcon 9 por un máximo de siete segundos mientras el cohete permanece fijo en la plataforma, con el fin de detectar posibles fallas antes del lanzamiento. Para vuelos tripulados, son un paso crítico de seguridad. La FAA continuará monitoreando los niveles de ruido y el impacto en la infraestructura, pero considera el procedimiento seguro y necesario.
En la práctica, esta aprobación fortalece a SpaceX como el único proveedor estadounidense de lanzamientos tripulados en la actualidad, un rol esencial tras el retiro del programa del transbordador espacial. La expansión en Cabo Cañaveral garantiza a Estados Unidos una capacidad autónoma y resiliente para el acceso al espacio. Para SpaceX, es además una oportunidad para demostrar hasta dónde puede llegar la reutilización de cohetes, mientras avanza en proyectos más ambiciosos como Starship y las futuras misiones a Marte.
En definitiva, la resolución de la FAA es mucho más que un trámite regulatorio. Es la confirmación del papel transformador de SpaceX en la industria espacial y la señal de que Cabo Cañaveral seguirá siendo protagonista en la nueva era de exploración del cosmos.