Taiwán ha prohibido oficialmente la exportación de chips a Huawei y SMIC, alineándose con las sanciones impuestas por Estados Unidos y aumentando la presión sobre dos gigantes tecnológicos chinos.
La decisión del Ministerio de Economía taiwanés llega tras revelarse que TSMC, el mayor fabricante de chips del mundo, habría producido cerca de dos mil millones de chiplets que terminaron en manos de Huawei a través de empresas fantasma.
Los chiplets son pequeñas unidades modulares que se ensamblan para formar procesadores avanzados, como el Ascend 910B de Huawei. A diferencia de los chips monolíticos, este método permite combinar distintos componentes usando procesos diferentes. Pero al utilizar tecnología estadounidense, TSMC está sujeta a las leyes de exportación de EE.UU., que prohíben vender este tipo de componentes a empresas como Huawei o SMIC sin una licencia especial.
Huawei habría utilizado intermediarios para eludir estas restricciones. Tras conocerse el caso, Washington evaluaba multar a TSMC con más de mil millones de dólares. Para evitar conflictos mayores, Taiwán ha implementado su propio control: a partir de ahora, toda exportación a Huawei o SMIC requerirá autorización oficial.
El impacto no es menor. Huawei y SMIC ya enfrentaban retrasos tecnológicos significativos, y esta medida agrava su situación. Aunque Huawei afirma estar solo una generación atrás, expertos calculan una diferencia real de al menos dos o tres generaciones en capacidad de fabricación de chips.
Pero esta decisión va más allá del comercio. Taiwán teme que estas tecnologías se utilicen con fines militares si caen en manos chinas, especialmente con la tensión creciente por la soberanía de la isla. En caso de conflicto, Pekín podría intentar apoderarse de las instalaciones de TSMC, algo que Taiwán quiere evitar a toda costa.
Algunos analistas creen que este veto forma parte de un acuerdo tácito con Estados Unidos para evitar la sanción a TSMC. Lo cierto es que ahora Taiwán y EE.UU. están alineados, lo que marca un punto de inflexión en la guerra global por el control de los semiconductores.
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