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Taiwán rechaza trasladar la mitad de su producción de chips a EE.UU.

por ytools
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Taiwán ha rechazado de manera categórica la propuesta de Washington de trasladar el 50% de su producción de semiconductores a Estados Unidos. La idea, presentada por el secretario de Comercio estadounidense Howard Lutnick, refleja la creciente preocupación de la Casa Blanca por la dependencia casi total de los chips fabricados por TSMC, la mayor fundición del mundo que produce para gigantes como Apple, NVIDIA y Qualcomm.
Taiwán rechaza trasladar la mitad de su producción de chips a EE.UU.
Para Taipéi, sin embargo, aceptar una medida así supondría debilitar tanto su economía como el recurso estratégico que muchos consideran vital: el llamado “escudo de silicio”.

La dependencia de Estados Unidos

Hoy en día, alrededor del 95% de la demanda estadounidense de chips avanzados se satisface en Taiwán, principalmente gracias a TSMC. Esta dependencia resulta cada vez más incómoda en Washington, sobre todo por las interrupciones en la cadena global de suministros y las tensiones crecientes con China. Lutnick planteó un reparto equitativo: mitad de la producción en Estados Unidos y la otra mitad en la isla. “Lo vital es que produzcamos el 50% nosotros mismos”, afirmó, defendiendo que así se reduciría la vulnerabilidad del país.

Respuesta firme de Taiwán

La vicepresidenta del gobierno taiwanés, Cheng Li-chiun, negó tajantemente que el tema se hubiera tratado en las conversaciones recientes. Según explicó, los diálogos se centraron en cuestiones arancelarias y en evitar la “doble imposición” que afecta a productos gravados varias veces en distintas etapas de fabricación y transporte. Desde el aeropuerto internacional de Taoyuan, Cheng declaró: “Nuestro equipo nunca se ha comprometido a dividir la producción 50-50, que la sociedad esté tranquila”.

La propuesta encendió además críticas en el ámbito político interno. Eric Chou, líder del opositor Kuomintang, calificó la idea como un acto de “explotación y saqueo” y advirtió que nadie puede poner en riesgo a TSMC ni debilitar el escudo de silicio que protege a la isla.

El escudo de silicio como defensa

El concepto del escudo de silicio parte de que la supremacía de Taiwán en la fabricación de chips lo convierte en un socio imprescindible para Estados Unidos, Europa y Japón. En consecuencia, si China intentara una invasión, estas potencias tendrían incentivos para intervenir y garantizar la continuidad del suministro. Ceder una parte tan grande de la producción, sostienen analistas, pondría en peligro esa “cobertura” de seguridad.

Se ha especulado incluso que TSMC tendría planes de contingencia para un escenario de guerra, incluyendo una estrategia de “tierra quemada” que inutilizaría las salas limpias y dejaría las plantas inoperables en caso de que fueran ocupadas. Aunque no confirmado oficialmente, el rumor ilustra hasta qué punto la industria de los semiconductores es vista como pilar de la seguridad nacional.

Riesgos económicos para Taiwán

Expertos locales advierten que una transferencia tan masiva de producción al extranjero debilitaría todo el ecosistema de la isla. Arisa Liu, directora del Instituto de Investigación Económica de Taiwán, sostuvo en declaraciones a CNN: “Este tipo de exigencia trae más perjuicios que beneficios. Trasladar capacidades a otro país erosionaría nuestras cadenas de suministro y pondría en riesgo la integridad de la industria”.

El esfuerzo estadounidense por diversificar

Aun con el rechazo, Estados Unidos ya ha logrado avances. Durante el mandato de Donald Trump, TSMC se comprometió a construir fábricas en Phoenix, Arizona. Más tarde, Joe Biden consolidó esa estrategia al firmar en 2022 la Ley CHIPS and Science, que destinó 52.700 millones de dólares en subsidios y exenciones fiscales para impulsar la producción local.

Actualmente, TSMC invierte unos 65.000 millones de dólares en varias plantas en Arizona. La primera ya produce chips de 4nm, y se prevé que entre 2028 y 2029 empiece la fabricación de circuitos de 2nm en territorio estadounidense. Un salto que parecía imposible hace apenas unos años.

Soberanía frente a seguridad

El conflicto resume un choque de prioridades: Estados Unidos busca reducir su dependencia, mientras Taiwán se aferra a su ventaja estratégica. Para Washington, trasladar parte de la producción es un asunto de seguridad nacional; para Taipéi, conservar su monopolio tecnológico es una cuestión existencial.

El mensaje de Taiwán es inequívoco: las fábricas de TSMC no están en juego y el escudo de silicio se mantiene firme.

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