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The Witcher 4 sigue adelante sin nuevo Sapkowski – y no es el fin del mundo

por ytools
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CD Projekt Red está sacando adelante el próximo The Witcher sin material nuevo de Andrzej Sapkowski. Dicho así suena rotundo, pero no es la catástrofe que algunos temen. En una presentación de Crossroads of Ravens, el autor polaco dejó claro que no ha sido convocado para aportar contenido inédito al proyecto que muchos llaman, a falta de título oficial, The Witcher 4. Añadió que el estudio apenas le consulta detalles hoy en día, algo que contrasta con las primeras entregas, cuando de vez en cuando pedían alguna puntualización de lore. Eso sí: ausencia de páginas nuevas no significa divorcio creativo.

De hecho, Sapkowski remarcó que los contratos actuales con la compañía son “excelentes”. No es un detalle menor si recordamos el peculiar origen del acuerdo: a finales de los 90 eligió un pago único en lugar de un porcentaje de beneficios; en 2018 reclamó regalías adicionales y, finalmente, en diciembre de 2019 ambas partes cerraron una transacción amistosa.
The Witcher 4 sigue adelante sin nuevo Sapkowski – y no es el fin del mundo
Desde entonces, la línea es clara: el estudio goza de independencia, y los libros continúan siendo la columna vertebral canónica.

Qué implica exactamente “sin nuevo Sapkowski”

Los juegos de The Witcher nunca han sido calcos literales; son adaptaciones. CDPR amplía, reordena y reinterpreta la saga sin perder su tono: ironía seca, grises morales, monstruos que reflejan miserias humanas. La confirmación del autor no cancela esa fórmula: el equipo seguirá bebiendo de lo ya escrito – incluidas sugerencias de Crossroads of Ravens, una mirada a los primeros pasos de Geralt – , pero no recibirá pasajes o notas recién salidas de su pluma.

De ahí brota la pregunta de siempre: ¿se doblará el canon por conveniencia? La experiencia sugiere que CDPR, cuando se arriesga, lo hace en el encuadre, no en el alma. The Witcher 3 no copiaba capítulos, pero su lógica era plenamente sapkowskiana: contratos que empiezan sencillos y acaban con aristas, decisiones que pesan, aldeas que huelen a lluvia y humo. El reto, otra vez, es mantener esa textura mientras se construyen historias y sistemas propios.

La discusión sobre Ciri (y por qué importa)

El nombre que polariza es Ciri. Algunos ven el riesgo de convertirla en “Geralt con otra skin”. Conviene separar planos. En el canon, no existen brujos mujeres formadas mediante el ritual completo, y Ciri no pasó por todas las mutaciones; su poder y destino son distintos. En la narrativa, en cambio, siempre ha sido central: la Niña del Sangre Antigua cuyas decisiones sacuden mundos. Quien jugó TW3 lo sabe: muchos desenlaces giran alrededor de su crecimiento, no de la gloria de Geralt. Si CDPR decide enfatizar esa relevancia, no es “politización” por defecto; es seguir el arco que la saga ya marcaba.

La clave está en el diseño. ¿Puede el estudio trasladar a mecánicas la movilidad, la magia, la vulnerabilidad y el ingenio de Ciri sin reducirla a “espadachina retexturizada”? ¿Puede sostener el oficio de brujo – escuelas, contratos, alquimia, bestiario, regateo – sin que se vuelva cartón piedra si cambia el foco? Si las misiones vuelven a morder, si las elecciones duelen y los monstruos tienen significado, las sospechas de “marcar casillas” se diluyen en cuanto el mando se pega a las manos.

Confianza con cicatrices

CDPR carga un doble recuerdo: el fulgor de Blood & Wine y también el arranque torcido de Cyberpunk 2077 seguido de su larga rehabilitación. Por eso el próximo The Witcher se siente como examen de madurez además de imaginación. Sin páginas nuevas de Sapkowski, el foco recae aún más en guionistas, diseñadores de misiones y editores: contratos que se tuercen, humor afilado, monstruos que dialogan con el tema del capítulo, y consecuencias que nadie cepilla bajo la alfombra.

Crossroads of Ravens aporta un compás tonal útil, incluso si no se cita de forma directa: las primeras cacerías son sucias, la reputación se astilla con facilidad y el conocimiento es la divisa real. Traducido al juego, sugiere progresión basada menos en números gordos y más en aprender la gramática del mundo: patrones de criaturas, combinaciones de alquimia, lectura de pistas, negociación en tabernas y mercados.

¿Hay motivos para preocuparse?

Prudencia, sí; fatalismo, no. Los hechos son claros: Sapkowski no escribe material nuevo para el siguiente The Witcher; la relación legal es estable; los libros siguen siendo la espina dorsal; y CDPR continuará mezclando respeto al canon con invención propia. Las preguntas abiertas son creativas: ¿quién sostendrá el relato?, ¿cómo se expresa el poder en el pad?, ¿dónde se traza la línea entre reverencia y sorpresa?

Si el estudio se aferra a sus mejores hábitos – quests con astillas morales, monstruos que significan algo, cero prisa por borrar consecuencias – , la ausencia de “nuevas notas del autor” no será un golpe definitivo. El Continente siempre fue más grande que un solo brujo. Toca a CD Projekt Red demostrar, otra vez, que sabe guiarnos por él hasta que “una misión más” se convierta en media noche.

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