El nuevo Tiny Recursive Model (TRM) de Samsung está sacudiendo el panorama de la inteligencia artificial. Aunque su división de cámaras parece haber perdido el ritmo de la innovación, la unidad de investigación en IA de la compañía coreana demuestra que sigue muy viva. 
En un estudio titulado “Less is More: Recursive Reasoning with Tiny Networks”, Samsung presentó una red diminuta que compite – y a veces supera – a gigantes como DeepSeek R1, Gemini 2.5 Pro de Google y o3-mini de OpenAI, a pesar de tener una fracción de su tamaño.
El TRM es sorprendentemente pequeño, con solo 7 millones de parámetros, frente a los miles de millones de los grandes modelos de lenguaje. Pero su secreto está en la recursividad: el modelo utiliza sus propias salidas como punto de partida para mejorar el siguiente paso, generando un ciclo de retroalimentación continua. Cada iteración refina el razonamiento anterior, permitiendo que el modelo piense más profundamente sin requerir una infraestructura masiva ni un consumo desmedido de recursos.
En otras palabras, el TRM aprende como una persona que revisa su propio texto varias veces hasta dejarlo perfecto. Mientras los grandes modelos suelen colapsar si una sola inferencia falla, el sistema de Samsung puede autocorregirse. Los investigadores descubrieron que aumentar la cantidad de capas no mejoraba el rendimiento – de hecho, lo empeoraba por sobreajuste – , mientras que reducirlas y aumentar las recursiones hacía que el modelo fuera más preciso y versátil.
Los resultados son impresionantes: 87,4% de acierto en Sudoku-Extreme (frente al 55% de los modelos jerárquicos), 85% en Maze-Hard, 45% en ARC-AGI-1 y 8% en ARC-AGI-2. Para una red tan pequeña, esos números son un logro notable. TRM demuestra que una IA eficiente y pequeña puede alcanzar o incluso superar a los gigantes del sector, abriendo la puerta a sistemas inteligentes que funcionen directamente en dispositivos móviles o sin conexión a la nube.
La conclusión es clara: la inteligencia no depende del tamaño. Con el TRM, Samsung marca el inicio de una nueva era de IA: modelos más ligeros, rápidos y autónomos que aprenden a pensar por sí mismos. Menos volumen, más cerebro.