Donald Trump vuelve a encender la polémica: ha impuesto un arancel del 100% a todos los chips importados. 
Una medida que sacude a la industria tecnológica global.
Junto al CEO de Apple, Tim Cook, Trump declaró que las empresas que fabriquen en EE.UU. no pagarán ni un centavo. Pero si importan chips del extranjero, deberán enfrentarse a este nuevo impuesto. El objetivo es claro: traer la producción de semiconductores de vuelta a suelo estadounidense.
El mercado esperaba algo entre el 25% y el 50%, así que el 100% cayó como una bomba. Afortunadamente para Apple y NVIDIA, quedaron exentas por sus grandes inversiones en fábricas dentro del país.
Desde hace años, EE.UU. ve la producción de chips como una cuestión de seguridad nacional. Trump ya había criticado a Taiwán en el pasado por presunto robo de tecnología, y ahora apunta directamente a limitar la dependencia exterior.
Gigantes como TSMC ya respondieron: la empresa taiwanesa anunció una inversión de 300 mil millones de dólares en su planta en Arizona. Samsung y Micron también están moviendo ficha para evitar quedar atrapadas por la nueva política.
Por ahora, no hay claridad total sobre cómo se implementarán estos aranceles ni qué excepciones podrían añadirse. Pero lo que sí está claro es que, si no fabricás todo en EE.UU., te va a salir caro.
Esta decisión podría redibujar completamente el mapa tecnológico global, con impactos que van desde el precio al consumidor hasta tensiones geopolíticas.