En una entrevista con CNBC ayer, el presidente Donald Trump anunció que el gigante taiwanés TSMC invertirá 300 mil millones de dólares en los Estados Unidos para construir fábricas de chips. Esta inversión sería una de las más grandes realizadas por una empresa extranjera en la historia de los EE. UU. El foco principal de la inversión estará en Arizona, donde TSMC planea construir seis nuevas fábricas de semiconductores. 
Se espera que esta medida traiga miles de millones a la economía local. Sin embargo, la compañía no comentó sobre las declaraciones de Trump y sus acciones cayeron en los mercados de Taiwán y EE. UU. después de la declaración.
Este anuncio se produce en el contexto de las negociaciones comerciales de Trump con Europa y Asia. Elogió a países como Corea del Sur y Alemania por abrir sus mercados a los productos estadounidenses y sugirió que se anunciarán nuevos aranceles, especialmente en sectores como la farmacéutica y los semiconductores. Trump mencionó que la industria farmacéutica suiza pronto se verá afectada por estos aranceles y destacó que la producción de chips en los EE. UU. será una prioridad para su administración.
Si bien la inversión de TSMC es significativa, la realidad es que la industria global de semiconductores sigue estando muy concentrada en Taiwán y Corea del Sur. TSMC está expandiendo su presencia, pero empresas como Intel enfrentan dificultades en la fabricación de chips avanzados. Esto ha generado rumores sobre una posible ayuda de TSMC a Intel. Sin embargo, es poco probable que TSMC invierta en Intel, ya que los problemas de esta última están más relacionados con la ejecución técnica que con una falta de fondos.
A principios de este año, TSMC ya había ampliado sus planes de inversión en EE. UU. La inversión inicial de 65 mil millones de dólares incluía la construcción de tres fábricas de chips, y un nuevo anuncio de 100 mil millones de dólares fue hecho para construir más instalaciones. Las declaraciones recientes de Trump sugieren que TSMC podría invertir aún más, aunque no está claro si los 300 mil millones de dólares mencionados por él ya incluyen los beneficios económicos previamente anunciados. Con la posibilidad de nuevos aranceles sobre semiconductores, la administración de Trump parece estar buscando generar ingresos adicionales mientras impulsa la producción de chips en los EE. UU.