El gobierno de Trump está tratando de llevar el sector de la salud a la ‘era digital’, alentando a los estadounidenses a compartir sus registros médicos con grandes empresas tecnológicas. Esta iniciativa forma parte de un plan más amplio del presidente Trump para integrar la inteligencia artificial (IA) en diferentes sectores públicos y privados. Con la desregulación como objetivo central, el sector salud podría ser el primero en experimentar una transformación masiva.
El objetivo es crear un sistema de salud digital más eficiente, prometiendo mejorar la atención al paciente, simplificar la gestión de los registros médicos y permitir el monitoreo de enfermedades como la diabetes o el control de peso a través de aplicaciones impulsadas por IA.
Con este nuevo programa, los estadounidenses tendrán la opción de compartir voluntariamente sus datos médicos con empresas como Google y Amazon, que utilizarán IA para facilitar la gestión de los registros médicos. Los defensores de la iniciativa afirman que esto permitirá a los profesionales de la salud acceder más fácilmente al historial de los pacientes, mejorando la atención y reduciendo las ineficiencias del sistema actual. Sin embargo, la propuesta ha generado preocupaciones, especialmente con respecto a la privacidad de los datos y el uso ético de la IA.
Los expertos advierten que aún no existe una base legal clara sobre cómo la IA manejará los datos médicos personales, lo que deja a los pacientes vulnerables a fugas de datos y abusos. Las leyes existentes, como la HIPAA, no cubren el uso de los datos médicos en modelos de IA, lo que aumenta la incertidumbre. Críticos como el profesor de derecho de la Universidad de Georgetown, Lawrence Gostin, afirman que esta iniciativa podría poner en peligro a los pacientes, ya que no hay garantías sobre cómo las empresas utilizarán y compartirán los datos recopilados.
A pesar de estas preocupaciones, más de 60 empresas están supuestamente listas para participar en este nuevo ecosistema digital de salud. Los detalles del programa aún no están claros, pero su potencial para revolucionar el sector salud es indiscutible. Sin embargo, con el rápido avance de la tecnología, aún queda por ver si esta iniciativa realmente beneficiará a los pacientes o abrirá la puerta a nuevos riesgos.
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Camel Toe y Walz hubieran sido mucho, mucho peores. No hay comparación