Según un informe reciente, TSMC ha decidido priorizar a Estados Unidos, convirtiendo al país en su objetivo principal para la construcción de nuevas fábricas de semiconductores. La empresa ha redirigido gran parte de sus recursos hacia los proyectos en Estados Unidos, retrasando otros, incluidos los de Japón. 
Esta decisión se debe a la preocupación por los posibles aranceles de hasta un 100 % sobre los chips taiwaneses, una amenaza emitida por la administración del ex presidente Trump.
TSMC ha invertido más de 100 mil millones de dólares en Estados Unidos, lo que ha llamado la atención tanto del gobierno de EE.UU. como de las grandes empresas tecnológicas globales. Compañías como NVIDIA, Apple y Microsoft prefieren que sus chips se fabriquen en suelo estadounidense. La planta de TSMC en Arizona, la única fuera de Taiwán que produce los chips más avanzados, ya está a plena capacidad. Además, TSMC planea aumentar la producción hasta los 1,4 nm a finales de esta década.
La decisión de priorizar a EE.UU. no es solo una movida de negocios, sino una respuesta a la presión de la administración Trump. El objetivo es asegurar la demanda proveniente de Estados Unidos y evitar los riesgos de los aranceles. Esto explica por qué los proyectos en Japón y Alemania se han detenido. Además, el futuro de la segunda planta de TSMC en Japón ahora es incierto.
A pesar de los aspectos geopolíticos, esta decisión resalta la creciente importancia de Estados Unidos en la industria de semiconductores. La expansión de TSMC en EE.UU. podría marcar un cambio en la producción mundial de chips, posicionando a EE.UU. como un actor clave para el futuro de la industria.