Durante la Asamblea General 2025, el CEO de Ubisoft, Yves Guillemot, habló sobre el decepcionante rendimiento comercial de Star Wars Outlaws.
Según él, el juego salió en un mal momento para la franquicia: “la marca estaba pasando por aguas turbulentas”.
Se refería probablemente a The Acolyte, una serie que fue cancelada poco después de estrenarse. Aun así, otras producciones como Andor o The Mandalorian funcionaron bien, lo cual hace que muchos cuestionen esa excusa. Para la comunidad, culpar a Star Wars parece más un intento de desviar la atención.
Más relevante fue cuando Guillemot reconoció que el juego salió con fallos técnicos. “Había elementos que aún necesitaban pulirse”, dijo. Aunque se lanzaron parches en las semanas posteriores, el daño ya estaba hecho. Ahora Ubisoft apuesta por el relanzamiento en Nintendo Switch 2, previsto para el 4 de septiembre, con la esperanza de captar nuevos jugadores.
Guillemot también se refirió al movimiento Stop Killing Games, afirmando que no se puede dar soporte para siempre: “Nada es eterno.” Pero los jugadores no están pidiendo soporte eterno, sino que no se les corte el acceso a sus juegos una vez que cierren los servidores. Permitir a la comunidad mantener vivo el juego sería una solución razonable.
Muchos creen que el verdadero problema no es este juego en particular, sino una industria que lanza productos a medio terminar esperando arreglarlos después. Así, cada vez más jugadores desconfían de comprar el día uno.
Tal vez Star Wars Outlaws tenga su revancha en Switch 2. Pero el problema de fondo no está en una galaxia muy lejana, sino en cómo se hacen las cosas hoy en día en la industria del videojuego.