En el milenio 41 no hay paz, solo guerra… y ahora también un nuevo motivo para que los fans de estrategia en tiempo real vuelvan a mirar al universo de Warhammer 40,000. 
Warhammer 40,000: Dawn of War IV se dejó ver con un extenso tráiler de historia durante el PC Gaming Show: Most Wanted 2025, donde Deep Silver y el estudio alemán KING Art Games dejaron claro que esta entrega quiere recuperar la escala épica y el tono brutal que hicieron famosa a la saga.
La acción vuelve al mundo arrasado de Kronus, un planeta que lleva las cicatrices de incontables campañas imperiales. Lejos de ser un simple guiño al pasado, Dawn of War IV convierte a Kronus en un imán para algunas de las facciones más peligrosas de la galaxia. Los Blood Ravens, capítulo de Marines Espaciales con reputación de meterse en todos los líos posibles, acuden en nombre del Imperio. Frente a ellos se alzan las legiones inmortales de los Necrones, dirigidas por el cronómante Thothmek, capaz de manipular el tiempo y los antiguos protocolos de sus tumbas como si fueran hilos de una misma máquina.
En el otro extremo del caos, los Orkos llegan como siempre: a gritos, a golpes y en cantidades absurdas. Bajo el mando del veterano Warboss Gorgutz y del siempre entusiasta Guzcutta, las hordas verdes convierten cada batalla en una mezcla de carnicería y comedia macabra, con chatarra volando por los aires y vehículos que parecen mantenerse unidos por pura mala idea. Como tercera gran fuerza imperial aparece la Tecnoarqueóloga Potentia Delta-9, representante del Adeptus Mechanicus, obsesionada con desenterrar los secretos tecnológicos escondidos bajo la superficie de Kronus, aunque eso signifique partir el planeta en dos.
Justo cuando el conflicto amenaza con escapar a cualquier control, los Ángeles Oscuros entran en escena. Uno de los capítulos más enigmáticos del Adeptus Astartes, en Dawn of War IV se convierten en una facción completamente jugable en todos los modos. Sus fuerzas están bajo el mando del Company Master Astoran y del Chaplain Ezrael, dos comandantes que condensan la mezcla de fanatismo religioso y disciplina férrea típica del capítulo. Su estilo de juego gira en torno a la guerra abierta: columnas de blindados, infantería pesada avanzando sin ceder terreno y ataques coordinados que cubren medio mapa con fuego de artillería.
En contraste, los Blood Ravens representan la cara más quirúrgica de los Marines Espaciales. Sus misiones suelen plantearse como operaciones más pequeñas e inteligentes, donde la información y el posicionamiento valen tanto como el calibre del bolter. Muchas situaciones invitan a moverse en sigilo, a usar escuadras de élite para golpear en el lugar exacto y a desaparecer antes de que el enemigo pueda responder. Mientras los Ángeles Oscuros arrasan una ciudad entera con tanques y cañones de plasma, los Blood Ravens prefieren infiltrarse, sabotear un objetivo clave y retirarse dejando solo humo, ruinas y muchas preguntas.
La campaña en sí está pensada como algo más que una sucesión de mapas. KING Art Games ha fichado al autor de Black Library John French para coescribir la historia, lo que da al proyecto un tono muy cercano a las novelas oficiales de Warhammer 40,000. Según el estudio, la campaña incluirá más de 70 misiones y podrá jugarse tanto en solitario como en cooperativo de principio a fin. No se trata de un modo extra pegado a última hora: la estructura entera de la guerra por Kronus está diseñada para que dos jugadores puedan vivirla juntos, alternando entre facciones y presenciando las alianzas incómodas, las traiciones y las revelaciones que se van encadenando.
A nivel de contenido bruto, Dawn of War IV quiere sonar como un paquete total para los amantes del género. De salida habrá cuatro facciones jugables bien diferenciadas: los Marines Espaciales, los Orkos, los Necrones y el Adeptus Mechanicus. Habrá varias campañas no lineales, con misiones opcionales y decisiones que influyen en qué frentes se abren o se cierran en Kronus. Para quienes solo quieran probar ejércitos y estrategias sin preocuparse por la trama, regresan modos clásicos como Escaramuza, ideal para experimentar contra la IA, y Last Stand, el modo por oleadas donde un pequeño grupo de héroes intenta aguantar el máximo tiempo posible.
En el multijugador competitivo, KING Art apuesta por partidas 1v1, 2v2 y 3v3, cubriendo tanto al jugador solitario que quiere subir en la clasificación como a grupos de amigos que prefieren coordinar sinergias de facciones. Con cuatro bandos asimétricos, la meta promete ser variada: listas de Marines centradas en unidades de élite, mares de Orkos inundando la pantalla, formaciones de Necrones que avanzan como una pared imparable y líneas de fuego mecánicas del Adeptus Mechanicus que convierten zonas enteras del mapa en auténticas zonas de exclusión.
El momento más llamativo del juego, al menos sobre el papel, llega en el clímax de la campaña. Por primera vez en la historia de la saga, los jugadores podrán controlar directamente a un Primarca. Lion El’Jonson, líder legendario de los Ángeles Oscuros, entra en Dawn of War IV como unidad jugable. A nivel de lore, eso coloca el final de la historia en territorio casi mítico; en términos de diseño, obliga al equipo a construir misiones que giren en torno a un único héroe capaz de cambiar el rumbo de una batalla con un par de golpes bien dados. El reto será hacer que se sienta realmente como un semidiós sin convertir las últimas misiones en un simple paseo triunfal.
Por ahora, Warhammer 40,000: Dawn of War IV está anunciado solo para PC, con lanzamiento previsto para el año que viene. KING Art Games todavía no ha publicado los requisitos oficiales, así que la comunidad se limita a especular cuánto sufrirá cada equipo cuando la pantalla esté llena de tanques, rayos, Orkos gritando y efectos de explosión por todas partes. Hasta que lleguen esos detalles, el tráiler seguirá en bucle en las redes: los fans lo analizan fotograma a fotograma, buscan pistas de facciones ocultas y se preguntan si este regreso de Dawn of War será realmente el que devuelva a la saga al trono de la estrategia en tiempo real.